¿Cómo relató José Smith la historia de su Primera Visión?

Barrett

Perspectiva de José Smith-Historia #14

José Smith fue influenciado de muchas maneras por su época y su cultura. Vivió su adolescencia en el llamado Distrito de fuego en el oeste de Nueva York, viendo no solo intensos renacimientos religiosos y fervor espiritual, sino también un torrente de libros, tratados, artículos de periódicos y relatos orales de las experiencias religiosas de muchos hombres y mujeres. Por lo tanto, “no debería ser una sorpresa”, como escribieron los profesores de inglés de BYU, Neal Lambert y Richard Cracroft en su innovador estudio de 1980, que José debió haber contado su Primera Visión “consciente o inconscientemente” utilizando “un estilo literario y una estructura similares a relatos familiares de conversión contados y escritos por sus contemporáneos”1.

Perspicazmente, Lambert y Cracroft recalcan la manera en que la “redacción florida” de José en su relato de 1832 (con expresiones “elevadas, solemnes y a menudo tediosas”) intentó hacer coincidir su retórica con la forma literaria tradicional de la “autobiografía espiritual”2. Esa forma autobiográfica, que fue identificada y expuesta desde 16703, era un patrón común que muchas personas usaban aún en la época de José para transmitir las dificultades y la sublimidad de sus experiencias espirituales con una prosa elevada.

José empleó otro enfoque en su “presentación espontánea de 1835”. Transmitía un “estilo simple y más seguro”, utilizando una “prosa coloquial”. Esto “prefiguraba la elocuencia sencilla de la versión de 1838”4. Y debido a que esa versión de 1838–395 tenía la intención de presentar una historia completa del “surgimiento y progreso de la Iglesia”, esa narración, comprensiblemente, cambió su énfasis “de lo personal a lo institucional”6, preocupándose más por el dilema que tenía José: a qué iglesia unirse, y no solo por el perdón de sus pecados o imprudencias anteriores.

Además, el historiador Richard L. Bushman ha analizado otros relatos de experiencias espirituales contemporáneas a la de José Smith7. Bushman comparó el relato de José de 1838-1839 con los informes de experiencias de conversión de videntes en 32 panfletos publicados en los Estados Unidos entre 1783 a 1815, encontrando que “las similitudes estilísticas”, si bien son interesantes y abundantes, al final “solo resaltan. . . las diferencias entre José y la multitud de videntes ahora olvidados”. Por ejemplo, estas “narraciones de sueños y apariciones milagrosas no implicaban la construcción de ninguna forma institucional; no proponían doctrina; no declaraban mandamientos. . . . Inspiraban asombro ante la presencia de poderes invisibles hechos visibles, pero eran un motivo para maravillarse más que para actuar”8.

Añadiendo otro estudio histórico de alto nivel a este análisis, en 2011 el historiador Christopher C. Jones argumentó de manera convincente que ciertas frases en el relato de José de 1838-1839 evocan especialmente las narraciones de conversión escritas por cristianos metodistas 9. Como Jones escribe:

El análisis de la Primera Visión de José Smith en el contexto de las inquietudes metodistas sobre las características de la religión verdadera, hace que su mensaje alcance un enfoque más definido. Si bien condenaba todas las denominaciones religiosas, hablaba de preocupaciones metodistas específicas en la América anterior a la guerra. Sin embargo, una mayor atención al contexto metodista también sugiere que lo que determinó fundamentalmente las primeras andanzas religiosas de Smith de manera significativa, fue el metodismo. Las visiones celestiales en el momento de la convicción y la conversión eran, de hecho, comunes entre los metodistas de la época. Y en ningún otro lugar se manifestó la retórica de la apariencia y el poder de la religión verdadera con más regularidad que en las narraciones de conversión tanto privadas como públicas de los seguidores del metodismo. Como otros historiadores han señalado anteriormente, los primeros recuerdos registrados de José Smith de su primera visión se asemejan a las primeras narraciones de conversión evangélica estadounidense tanto en contexto, como en contenido. Al centrarse más específicamente en la modificación metodista de la narración de conversión habitual, queda claro que las propias narraciones de Smith tienen distintas señales metodistas de influencia10.

Todo tiene sentido. Al lidiar con la pregunta sobre a qué iglesia unirse, el joven José “[llegó] a inclinar[se] un tanto a la secta metodista, y [sintió] cierto deseo de unir[se] a ella” (José Smith–Historia 1:8). Lo que Jones ha investigado en otras fuentes, es que el metodismo jugó un papel significativo (aunque ciertamente no el único) en la formación de la identidad y práctica religiosa de los primeros Santos de los Últimos Días11.

Por lo tanto, es comprensible que José narrara su Primera Visión en un estilo conocido para él y que hubiera atraído a muchos de sus primeros seguidores. Lo más notable en este sentido, es que un componente importante en la identidad religiosa metodista era obtener una “apariencia” y el “poder de la piedad”, refiriéndose al poder espiritual exterior que daba vitalidad a la verdadera práctica religiosa cristiana. El propio John Wesley expresó su temor de que la búsqueda de popularidad de sus seguidores les quitara “la doctrina, el espíritu y la disciplina con la que se presentaron por primera vez”, dejándolos “tener la apariencia de religión sin el poder”12. Aquellos que carecían del poder de la piedad eran considerados ilegítimos, sin la verdadera apariencia de adoración cristiana ni tampoco poseían el poder del Señor. De manera similar, en su relato de 1838-1839, José escribió que el Señor le informó que las sectas de su época “enseñan como doctrinas los mandamientos de los hombres, teniendo apariencia de piedad, mas negando el poder de ella” (José Smith–Historia 1:19, énfasis añadido).

Las palabras del Señor habrían resonado tanto en el mismo José como en cualquiera que compartiera un trasfondo metodista o que conociera el Nuevo Testamento. “En el transcurso del siglo XVIII y durante las primeras décadas del XIX, los metodistas en Gran Bretaña y en Estados Unidos proclamaban regularmente que el metodismo poseía de manera exclusiva tanto la apariencia de piedad como el poder de la verdadera religión. [Estas palabras] se expresaban en los sermones metodistas, himnos, informes eclesiásticos e incluso en los escritos personales de laicos y clérigos”13.

Al mismo tiempo, esta expresión cobró particular fuerza debido a su relevancia en la Biblia: “Esto también debes saber: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos. . . teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella; a estos evita” (2 Timoteo 3:1–2, 5). Por lo tanto, que José informara que todas las sectas cristianas (no solo los metodistas) carecían del poder de la piedad habría sido no solo radical sino también “particularmente ofensivo” para sus contemporáneos14, por no hablar del hecho de que en su testimonio de 1844, José dijo específicamente que la respuesta fue “no” cuando le preguntó al Señor si “debía unirse a la Iglesia metodista”15.

Otro tema común en las narraciones de conversión de cristianos metodistas y protestantes que se presenta en el relato de la Primera Visión de José es la búsqueda individual por el perdón de sus pecados. Este tema es notable especialmente en los primeros relatos de José sobre la Primera Visión escritos en 1832 y 183516, mientras que en los relatos posteriores, la búsqueda de José para determinar a qué iglesia unirse es el elemento narrativo central. Aunque algunos han visto esto como contradictorio, Jones explica que no necesariamente es así, especialmente desde la perspectiva de una narrativa de conversión metodista.

Si bien el perdón por los pecados [de José Smith] era la preocupación del relato anterior [de la Primera Visión], y la inquietud de saber qué iglesia era la verdadera abarca la narrativa posterior, dentro de la tradición metodista, ninguna de las dos cuestiones se excluían entre sí. De hecho, estaban estrechamente vinculadas la una a la otra. Quizás José Smith preguntó “cuál de todas las sectas era la verdadera” precisamente porque sentía que el perdón de sus pecados personales estaba íntimamente ligado a su unión a cierta iglesia17.

Sin embargo, en ciertos aspectos importantes, la historia de la Primera Visión de José se apartaba de lo que era típico de las narrativas de conversión metodista contemporáneas del siglo XIX. Por ejemplo, Jones señala que, al igual que José Smith, los conversos metodistas a veces describían experiencias visionarias en las que veían al Señor. Sin embargo, a diferencia de José Smith, a menudo describían sus visiones con un lenguaje cauteloso o, a veces, intencionalmente confuso.

Los metodistas de la época calificaron cuidadosamente la naturaleza de sus experiencias visionarias con frases como “por fe, vi. . .” o afirmando que era solo un sueño. . . . José Smith, por el contrario, afirmó sin ambigüedades: “Sin embargo, no por esto dejaba de ser un hecho el que yo hubiera visto una visión.. . . . Yo efectivamente había visto una luz, y en medio de la luz vi a dos Personajes, los cuales en realidad me hablaron. . . . yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo”. Por lo tanto, no se trataba necesariamente de lo que José Smith experimentó, sino de cómo lo explicó [que ofendió a muchos cristianos contemporáneos]. El lenguaje directo y convincente que usó para describir su visión filtró su significado, haciéndolo más amenazante para el ministro metodista en quien confió18.

De todo esto, resulta evidente que los relatos de la Primera Visión de José Smith en algún momento se alineen y en otras ocasiones reaccionen contra lo que Jones llama “una comunidad de discurso” que había estado difundiéndose a principios del siglo XIX. La repetición del profeta del uso de la fraseología del Señor de 2 Timoteo 2:5 en particular “desafió directamente las afirmaciones metodistas de poseer la apariencia y el poder de la piedad. Tal mensaje hizo eco entre aquellos que [José] Smith atrajo a la religión SUD, muchos de los cuales criticaron a los metodistas por haber rechazado su herencia como un pueblo que [alguna vez más abiertamente había] contenido visiones, sueños y creencias milagrosas”19.

Así como los autores bíblicos conformaron conscientemente sus escritos de acuerdo con las convenciones literarias antiguas para comunicar mejor su mensaje20, también José tomó alternativas “literarias, estructurales y estilísticas” al testificar de su experiencia. Más que reflejar alguna variación fundamental en su “comprensión del acontecimiento en la Arboleda Sagrada”, estas decisiones revelan un esfuerzo intencional por parte del profeta para presentar su narrativa de manera que reflejara los requerimientos y patrones de discurso habituales de su(s) público(s) particular(es)21.

Si bien José pudo haber imitado algunas convenciones literarias o narrativas conocidas de la época, su descripción de la Primera Visión es todo menos poco original o común. Debido a que adaptó sus palabras de manera auténtica para satisfacer las necesidades de sus oyentes y lectores, sus palabras tienen impacto. Los lectores meticulosos, especialmente del relato de 1838-1839 (ahora canonizado en la Perla de Gran Precio) han notado la manera simple pero profunda en la que el profeta comunicó su experiencia. Como Lambert y Cracroft han concluido:

[E]l relato [de la Primera Visión] de 1838 aparenta ser notablemente sencillo y sin adornos. [La narración] emple[a] en su mayor parte, estructuras breves de sujeto/verbo y conectores coordinantes más simples, en lugar de los conectores subordinantes más complicados de las versiones anteriores. El lenguaje en sí es menos exagerado y mucho más natural y moderado, utiliza menos y más simples adjetivos y adverbios, y se concentra más en sustantivos y verbos para proveer el significado. De hecho, la prosa tiene tan pocas palabras y frases cargadas de emoción que casi nos hace olvidar el significado cósmico de los acontecimientos que se relatan22.

Esta autenticidad lingüística impresionó profundamente al Dr. Arthur Henry King, un estilista del idioma inglés formado en las Universidades de Cambridge y Lund. Una de sus habilidades era detectar lingüísticamente si la gente decía la verdad o no. Por lo tanto, la reacción de King al leer el relato de José de la Primera Visión de 1838–39 por primera vez es digna de mención:

Cuando me dieron a leer la historia de José Smith por primera vez, quedé profundamente impresionado. No estaba predispuesto a quedar asombrado. Como corrector de estilo, he pasado la vida sin la predisposición de impresionarme. Así que cuando leí su historia, pensé, esto es algo extraordinario. Es un relato asombrosamente práctico y genial. Este hombre no está intentando persuadirme acerca de nada. No tiene la necesidad de hacerlo. Está diciendo lo que le sucedió, y lo expresa, no con entusiasmo, pero sí de una manera bastante práctica. No está tratando de hacerme llorar o de que me sienta extasiado. Eso me impactó, y comenzó a forjar mi testimonio, porque pude ver que este hombre estaba diciendo la verdad23.

Entonces, ¿cómo relató José Smith la experiencia de su Primera Visión? Obviamente, esta no es una pregunta simple y la respuesta es igualmente compleja. Pero esto está claro: José se comunicó de una manera eficaz, literaria, personal, institucional, intencional, significativa, honesta, reservada, pública, sincera, auténtica y espiritual. Como resultado, dos siglos más tarde, los relatos que sobreviven de su experiencia de la Primera Visión continúan resonando en todos los idiomas, culturas y oídos atentos.

Otras lecturas

Christopher C. Jones, “The Power and Form of Godliness: Methodist Conversion Narratives and Joseph Smith’s First Vision”Journal of Mormon History 37, no. 2 (Spring 2011): 88-114.

Arthur Henry King, “Joseph Smith as a Writer”, en Arm the Children: Faith's Response to a Violent World (Provo, UT: BYU Studies, 1998), 285–293.

Neal E. Lambert y Richard H. Cracroft, “Literary Form and Historical Understanding: Joseph Smith’s First Vision”Journal of Mormon History 7 (1980): 31–42.

Notas al pie de página

1 Neal E. Lambert y Richard H. Cracroft, “Literary Form and Historical Understanding: Joseph Smith’s First Vision”, Journal of Mormon History 7 (1980): 35.

2 Lambert y Cracroft, “Literary Form”, 33.

3 Véase Memoirs of the Rev. James Fraser of Brae, Minister of the Gospel at Culross, como se cita y analiza en Lambert y Cracroft, “Literary Form”, pág. 33. Si bien Fraser identificó ocho etapas en la historia prototípica del progreso espiritual de un peregrino, las exposiciones más recientes las comprimen en cinco etapas. Véase Virginia Brereton, From Sin to Salvation: Stories of Women's Conversions, 1800 to the Present (Bloomington, IN: Indiana University Press, 1991), 6, citado en Christopher C. Jones, “The Power and Form of Goddess: Methodist Conversion Narratives and Joseph Smith’s First Vision”, Journal of Mormon History 37, no. 2 (Spring 2011): 101.

4 Lambert y Cracroft, “Literary Form”, pág. 37.

5 Véase Central de la Perla de Gran Precio, “El relato de la Primera Visión de 1838”, Perspectiva de José Smith–Historia #4 (mayo 4, 2020).

6 Lambert y Cracroft, “Literary Form”, 39–40, incluso asumiendo características de “narrativa mítica”.

7 Richard L. Bushman, “The Visionary World of Joseph Smith”, BYU Studies 37, no. 1 (1997–1998): 183–204.

8 Bushman, “Visionary World”, pág. 193.

9 Jones, “The Power and Form of Godliness”, págs. 88-114.

10 Jones, “The Power and Form of Godliness”, pág. 90.

11 Christopher C. Jones, “We Latter-day Saints are Methodists”: The Influence of Methodism on Early Mormon Religiosity”, tesis de maestría, Universidad Brigham Young (2009).

12 Citado en Jones, “The Power and Form of Godliness”, 89, véase también 91n7.

13 Jones, “The Power and Form of Godliness”, pág. 89.

10 Jones, “The Power and Form of Godliness”, pág. 90.

15 Alexander Neibaur, Journal, 24 May 1844.

16 Véase Central de la Perla de Gran Precio, “Relato de la Primera Visión de 1832”, Perspectiva de José Smith–Historia #2 (marzo 31, 2020); “El relato de la Primera Visión de 1835”, Perspectiva de José Smith–Historia #3 (abril 21, 2020).

17 Jones, “The Power and Form of Godliness”, págs. 110–111.

18 Jones, “The Power and Form of Godliness”, págs. 113–114; cf. Central de la Perla de Gran Precio , “¿Por qué José Smith primeramente se mostró renuente a relatar a otros la Primera Visión?” Perspectiva de José Smith–Historia #12 (septiembre 22, 2020).

9 Jones, “The Power and Form of Godliness”, pág. 114.

20 Véase Robert Alter, The Art of Biblical Narrative, rev. ed. (New York, NY: Basic Books, 2011); The Art of Biblical Poetry, rev. ed. (New York, NY: Basic Books, 2011).

21 Lambert y Cracroft, “Literary Form and Historical Understanding”, pág. 32. Para un análisis detallado de la audiencia de los nueve relatos principales de primera y segunda mano, véase James B. Allen y John W. Welch, “Analysis of Joseph Smith's Accounts of His First Vision”, en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestación, 1820–1844, ed. John W. Welch, 2nd ed. (Provo, UT: BYU Studies, 2017), 37–77. Véase también, “Episodio 5: ‘It Caused Me Serious Reflection’”, The First Vision: A Joseph Smith Papers Podcast.

22 Lambert y Cracroft, “Literary Form and Historical Understanding”, pág. 38.

23 Arthur Henry King, “Joseph Smith as a Writer”, en Arm the Children: Faith’s Response to a Violent World (Provo, UT: BYU Studies, 1998), 288.

Haciendo memoria de la Primera Visión de José Smith

JSPensativo

Perspectiva #13 de José Smith-Historia

Aunque los historiadores se esfuerzan por comprender e interpretar el pasado, dependen de los recuerdos de quienes estuvieron allí y dejaron un registro de sus experiencias. Hablando de la Primera Visión, esto es especialmente cierto, pues debemos poner nuestra confianza en la memoria del único participante mortal: José Smith. Como tal, es importante para quienes deseen estudiar la Primera Visión, o cualquier otro evento histórico, comprender tanto los límites, como las fortalezas de la memoria humana. El historiador Steven C. Harper ha examinado cuidadosamente los relatos de la Primera Visión de José Smith teniendo en cuenta los estudios acerca de la memoria, tratando pacientemente de “escuchar” a José recordar su experiencia en cada relato1. Como explica Harper: “Los investigadores se esfuerzan por comprender la dinámica de la memoria a fin de escuchar con más atención a José comunicar sus recuerdos”2. La memoria no es el simple recuerdo de información y acontecimientos de la vida de uno, más bien es un proceso activo que implica reconstruir los eventos en la mente una y otra vez3. Las complejidades de la memoria son tales que no se trata de una simple dicotomía entre recuerdos “exactos” e “inexactos”. Casi todos los recuerdos contienen elementos fiables y no fiables. En sus estudios, Harper descubrió que “los relatos de José sobre su visión confirman que su memoria era, a su vez, limitada y precisa”4. Estudiar los relatos de José sobre la Primera Visión con una comprensión tanto de las características, como de las limitaciones de la memoria, puede ayudarnos no solo a reconstruir mejor la visión original en sí, sino también a reconocer y comprender apropiadamente lo que la visión significó para José en varios momentos de su vida. “Los relatos de José de su primera visión describen el evento tal como lo experimentó, tanto en ese momento, como a lo largo del tiempo”5. Harper explica: “La mayor parte de la memoria desaparece, pero cuando nos enfocamos en algo repetidamente, se transforma en una memoria secundaria”6. Los recuerdos secundarios son más estables con el tiempo y se refuerzan al establecer conexiones emocionales con nuestras experiencias. La memoria a largo plazo también mejora cuando somos conscientes de que estamos recordando7. Esto significa que los acontecimientos importantes de nuestra vida pueden recordarse más fácilmente, pero los detalles secundarios a menudo se vuelven borrosos o pueden desaparecer por completo de nuestra mente. “Los relatos de José Smith de su primera visión”, comenta Harper, “están llenos de estas particularidades de la memoria”8. José manifestó tanto conexiones emocionales fuertes, como una “metaconciencia”, indicativos de que estaba recordando intencional y conscientemente. Sus “emociones eran intensas”9, y su “mente se inquietaba seriamente”10. Sus relatos descriptivos están saturados de este tipo de lenguaje. “Los recuerdos de José parecen estar especialmente vivos cuando evocan los pensamientos y las emociones intensas que asoció con ellos”11. Sin embargo, los detalles secundarios, como su edad, el día exacto del acontecimiento, la época del año en que comenzó la “agitación religiosa”, etc., se recuerdan más vagamente. Tenía “unos” 14 años, fue “en algún momento” del segundo año después de que se mudaron a Manchester, y fue “a principios de la primavera” cuando se arrodilló para orar12. “Los relatos de José Smith sobre su visión muestran una memoria que era a la vez vívida y difusa”13. Los relatos de José también ilustran las características tanto de la memoria fáctica (recuerdos de aspectos objetivos), como de la memoria interpretativa (el significado o importancia que le asignó a la experiencia)14. “Los recuerdos interpretativos crecen y cambian con el tiempo porque son moldeados por acontecimientos posteriores al episodio que se recuerda”15. Por lo tanto, cada uno de los relatos de José refleja diferentes énfasis y detalles, en parte porque reflejan lo que su visión significó para él en diferentes etapas de su vida. Por ejemplo, el relato de 1838 hace mucho énfasis en la persecución, lo que falta en los otros relatos16. Este relato fue escrito y editado en medio de las hostilidades de la apostasía de Kirtland, la Guerra de Missouri y el encarcelamiento de José en Liberty17. En medio de todo esto, la persecución cobró gran importancia en la mente de José y en su memoria interpretativa, “Parece que desde los años más tiernos de mi vida el adversario sabía que yo estaba destinado a perturbar y molestar su reino” (JSH 1:20, énfasis añadido)18. Esto no significa que José estaba recordando mal o inventando experiencias. Más bien, simplemente significa que algunos recuerdos de su Primera Visión podrían haber estado no tan marcados y vivos como José los recordó más tarde. Como dijo Harper: “Un observador externo probablemente no interpretaría estos eventos de manera tan intensa como [José] Smith subjetivamente lo hizo”19. Por el contrario, el hecho de que los relatos de José muestren todas las características (incluyendo las limitaciones) de la memoria humana sugiere fuertemente que se trata de recuerdos auténticos. Es decir, esta no es una historia que José simplemente inventó o fabricó. Está recordando una experiencia real que tuvo en el bosque cuando era niño. Harper concluye de esta manera:
José generó recuerdos humanos de su primera visión… Los recuerdos vívidos revelan elementos de la experiencia que lo impresionaron profundamente: la ansiosa incertidumbre previa a la teofanía, la epifanía que resultó de la lectura y la reflexión de Santiago 1:5, el sentimiento de amor y redención de la teofanía, la realidad de la visión misma. Los recuerdos interpretativos e introspectivos también están presentes. … Los relatos no son, según admite el propio José, una recreación impecable del acontecimiento, ni son “una fabricación completa de eventos de la vida”. A pesar de las distorsiones y las limitaciones en el recuento de la experiencia, los relatos de José generalmente muestran continuidad. Además, comunican a los investigadores los recuerdos de José de cómo experimentó la visión en ese momento y cómo la recordó a lo largo del tiempo20.

Otras lecturas

Véase Steven C. Harper, First Vision: Memory and Mormon Origins (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 9–44. Steven C. Harper, Joseph Smith’s First Vision: A Guide to the Historical Accounts (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2012), 94–110.

Notas al pie de página

1 Véase Steven C. Harper, Joseph Smith’s First Vision: A Guide to the Historical Accounts (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2012), 94–110; Steven C. Harper, First Vision: Memory and Mormon Origins (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 9–44.

2 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 95.

3 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 95.

4 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 95.

5 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 95.

6 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 95.

7 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 97.

8 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 98.

9 History, circa June 1839–circa 1841 [Draft 2], 2.

10 History, circa Summer 1832, 1.

11 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 100.

12 History, circa June 1839–circa 1841 [Draft 2], 3.

13 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 104.

14 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 97.

15 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 97.

16 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 103–104.

17 Para obtener más detalles sobre los acontecimientos de la vida de José Smith en 1838, incluidas las persecuciones que enfrentó, véase Alexander L. Baugh, “Joseph Smith in Northern Missouri, 1838”, en Joseph Smith: The Prophet and Seer, ed. Richard Neitzel Holzapfel y Kent P. Jackson (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Religious Studies Center, 2010), 291–346.

18 History, circa June 1839–circa 1841 [Draft 2], 3, addenda, Note B.

19 Harper, First Vision, 18. Véanse las páginas 13–19 para un análisis más detallado de cómo el “presente perseguido” de José Smith dio forma a su relato de 1838–39.

20 Harper, Joseph Smith’s First Vision, 110.