¿Por qué José Smith primeramente se mostró renuente a relatar a otros la Primera Visión?

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José Smith–Historia. Perspectiva #12

Basado en el registro documental existente, y por declaración propia, José Smith al principio se mostró renuente a relatar a otros su Primera Visión. En el relato canónico de 1838-1839, José informó que cuando su madre le preguntó qué le había sucedido en la arboleda, se abstuvo de informarle sobre la visión.

Al retirarse la luz, me quedé sin fuerzas, pero poco después, habiéndome recobrado hasta cierto punto, volví a casa. Al apoyarme sobre la mesilla de la chimenea, mi madre me preguntó si algo me pasaba. Yo le contesté: “Pierda cuidado, todo está bien; me siento bastante bien”. Entonces le dije: “He sabido a satisfacción mía que el presbiterianismo no es verdadero” (José Smith–Historia 1:20).

“[José] inicialmente no solo se abstuvo de describir su experiencia a su madre”, mencionó el historiador Ronald Walker, “aparentemente no se lo contó a nadie de su familia en ese momento, aunque es seguro que se los reveló más tarde. A la única persona a la que se lo contó, según su registro, fue a uno de los clérigos vecino de la zona, un hombre de la iglesia que él pensaba que lo entendería y en quien podía confiar”1. De hecho, como se dice en el relato canónico, José confió en “uno de los ministros metodistas” que estaba activo en el área de Palmyra, Nueva York2. Sin embargo, después de contarle a este ministro acerca de la visión, José quedó “sorprendi[do] grandemente; no solo trató [la] narración [de José] livianamente, sino con mucho desprecio, diciendo que todo aquello era del diablo; que no había tales cosas como visiones ni revelaciones en estos días; que todo eso había cesado con los apóstoles, y que no volvería a haber más” (José Smith–Historia 1:21).

Parece que José les contó a otras personas acerca de su visión a principios de la década de 1820, pero rápidamente descubrió que al hacerlo “había despertado mucho prejuicio en contra de [él] entre los profesores de religión” (José Smith–Historia 1:22). Es probable que el recuerdo de José de esta “fuerte persecución” (José Smith–Historia 1:22) que experimentó cuando era joven, se intensificara más allá de su verdadera magnitud por la oposición a la que estuvo expuesto durante la apostasía de Kirtland de 1837 y la Guerra mormona de 1838 hasta el momento en que escribió el relato en la Perla de Gran Precio3. Sin embargo, al menos, está claro que José tomó esta crítica muy personalmente (como uno podría esperar de un adolescente influenciable), así que las reacciones negativas del ministro Metodista y otros residentes de Palmyra fueron suficientes para aparentemente aprisionar al Profeta en un silencio relativo durante el resto de su adolescencia. Como reconoció el historiador James Allen, “hay poca o ninguna evidencia. . . de que a principios de la década de 1830, José Smith estuviera contando la historia [de la Primera Visión] en público. Si acaso la estaba contando, nadie parecía considerarla lo suficientemente importante como para haberla registrado en ese momento, y nadie lo criticaba por ello”4. En lugar de la Primera Visión, como es común hoy en día, “la representación popular de la creencia de los miembros de la Iglesia [en fuentes de las décadas de 1830 y 1840] se centraba en cosas como el Libro de Mormón, el fervor misionero y el concepto de Sion en Misuri”5.

¿Por qué, entonces, José se mostró reacio a hablar públicamente sobre la Primera Visión, pero más tarde la relató? Como se vio anteriormente, una respuesta obvia es que José se sintió herido por el rechazo y el desprecio que experimentó en su adolescencia cuando comenzó a contarle a otros sobre su visión. Como explica Allen,

Algunos señalan que en 1838 [José Smith] declaró que su razón básica para relatar [la Primera Visión] incluso entonces, dieciocho años después de que sucedió, fue en respuesta a las “noticias que personas mal dispuestas e insidiosas ha[bían] hecho circular” [cf. José Smith–Historia 1:1] quienes habían distorsionado los hechos. Además, el joven profeta dijo que había sido severamente rechazado la primera vez que contó la historia en 1820; y puesto que representaba una de sus experiencias espirituales más profundas, bien podría haber decidido difundirla solo en privado hasta tener la certeza de que al relatarla no volvería a recibir la burla generalizada de sus amigos6.

Otra “posible explicación para el hecho de que la historia de la visión no se conociera globalmente en la década de 1830, se encuentra en la convicción de José Smith de que experiencias como estas deben mantenerse alejadas del público en general debido a su naturaleza extremadamente sagrada”7. De acuerdo con las prácticas de los primeros seguidores de Jesús8, “[José] mantuvo sagradas las cosas que lo eran hasta que se requiriera lo contrario. Como lo hizo durante toda su vida, deseaba que sus seguidores tuvieran una dosis de las mismas cosas que él experimentó. Ellos también tendrían que actuar con discreción para cuidar lo que se les reveló”. Como es propio de un patrón general de comportamiento cauteloso por parte de José cuando se trataba de relatar detalles sobre sus visiones a otros, “[e]stá claro que sus primeros instintos y las primeras instrucciones del Señor hicieron que tratara sus experiencias con gran cuidado. Más tarde, cuando fue oportuno, se mostró más comunicativo sobre lo que le había sucedido. Aún así, solo tenemos indicios y vislumbres de la amplitud de sus experiencias”9.

Sin embargo, la renuencia inicial de José a hablar públicamente sobre su Primera Visión no debe confundirse como evidencia de elaboración10. Como señala el propio Allen, José comenzó a registrar y relatar en privado los detalles de su Primera Visión “durante la década de formación de la historia de la iglesia”11. Además de las fuentes históricas contemporáneas sobrevivientes12, las reminiscencias posteriores provistas por otros también nos hacen recordar a José contándole al público sobre la Primera Visión a mediados de la década de 183013. Por lo tanto, no se trata de que José estuviera inventando historias de visiones de manera oportunista para favorecer a sus propósitos, sino más bien que “si José Smith contó la historia a sus amigos y vecinos en 1820, dejó de contarla abiertamente en 1830” y la reveló solamente de manera gradual a una audiencia más amplia a partir de mediados o finales de la década de 183014. Al final de su vida, José, que ya no era el adolescente inseguro de Palmyra, se sintió lo suficientemente confiado como para publicar los relatos de su Primera Visión para que el mundo entero los escudriñara15.

Otras lecturas

Ronald O. Barney, “Joseph Smith’s Visions: His Style and his Record”. Presentado en la Conferencia FairMormon 2013, August 2013.

James B. Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 1, no. 3 (Autumn 1966): 29–46.

Notas al pie de página

 

1 Ronald O. Barney, “Joseph Smith’s Visions: His Style and his Record”. Presentado en la Conferencia FairMormon 2013, August 2013.

2 Sobre la posible, aunque no confirmada, identidad de este ministro Metodista, véase “¿Quién era el ministro con quien José Smith habló acerca de su visión?”, José Smith–Historia. Perspectiva #11 (28 de agosto de 2020).

2 Véase Steven C. Harper, First Vision: Memory and Mormon Origins (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 13–21.

4 James B. Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 1, no. 3 (Autumn 1966): 30, énfasis en el original.

5 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 31.

6 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 34.

7 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 34.

8 Hugh Nibley, “Censoring the Joseph Smith Story, Part I”, Improvement Era, July 1961, 522.

9 Barney, “Joseph Smith’s Visions: His Style and his Record”.

10 Nibley, “Censoring the Joseph Smith Story, Part I”, 522; “Censoring the Joseph Smith Story”, Improvement Era, November 1961, 813.

11 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 35–37, cita en la pág. 35.

12 Véase “Los relatos de primera mano de José Smith sobre la Primera Visión”, José Smith–Historia. Perspectiva #1 (31 de marzo de 2020); “Relatos de segunda mano de la Primera Visión”, José Smith–Historia. Perspectiva #6 (25 de mayo de 2020).

13 Harper, First Vision, 53–57.

14 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 44.

15 El relato de José de 1838–39 se publicó en 1842 como parte de la serie “History of Joseph Smith” (Historia de José Smith) (Times and Seasons 3, no. 10 [March 15, 1842]: 726–728; Times and Seasons 3, no. 11 [April 1, 1842]: 748–749). Ese mismo año, José también publicó su editorial “Church History” (Historia de la Iglesia), conocida también como la Carta de Wentworth, que se volvió a publicar dos años después. Véase “El relato de la Primera Visión de 1842”, José Smith–Historia. Perspectiva #5 (13 de mayo de 2020).

La misión de enseñanza de Enoc: ¿Los manuscritos antiguos de Enoc fueron la inspiración para Moisés 6–7?

Perspectiva del Libro de Moisés #5

Moisés 6–7

Con la contribución de Jeffrey M. Bradshaw

En esta Perspectiva, presentaremos los manuscritos de Enoc más conocidos y analizaremos la posibilidad de que José Smith podría haber obtenido los relatos de Enoc, que se encuentran en Moisés 6–7, de alguno de ellos1. Las primeras ideas sobre la relación entre los antiguos manuscritos de Enoc y el Libro de Moisés pueden encontrarse en los escritos de Hugh W. Nibley, quien escribió una serie de artículos sobre el tema para la revista Ensign en 1975–19772.

1 Enoc

De los manuscritos de Enoc existentes, el más conocido es 1 Enoc, también llamado Enoc Etíope, o simplemente El Libro de Enoc. 1 Enoc es una de las obras seudoepígrafas judías más importantes, muy valorada en la comunidad cristiana primitiva y citada explícitamente3 (e implícitamente4) en las epístolas del Nuevo Testamento5.

A excepción de las citas de 1 Enoc que se encuentran en la literatura patrística cristiana, el formato completo del texto era desconocido para el mundo occidental hasta 1773, cuando fue descubierto en Abisinia por James Bruce. Si bien este descubrimiento sacó a 1 Enoc de la oscuridad, permaneció prácticamente intacto hasta que fue traducido al inglés por Richard Laurence en 1821.

¿Cuál es la probabilidad de que José Smith supiera acerca de la traducción de Laurence?6. En su tesis de maestría de 2010, Salvatore Cirillo7 cita y amplía la postura de Michael Quinn8, quien más de una década antes había argumentado que el acceso que José Smith tenía a esta traducción de 1 Enoc se había vuelto de “más allá de una probabilidad, a ser un hecho”. Sin embargo, la certeza de Cirillo está en conflicto con las opiniones de otros académicos que han abordado este tema. Por ejemplo, el renombrado historiador Santo de los Últimos Días Richard L. Bushman concluyó9: “Es difícilmente concebible que José Smith supiera de la traducción de Enoc de Laurence”10.

Debido a que Cirillo está de acuerdo en que José Smith probablemente no tuvo acceso a la impresión de 1821 de la traducción de Laurence, ha argumentado que el Profeta podría haber usado una supuesta edición estadounidense de 1828 de la obra. Sin embargo, ahora se ha proporcionado evidencia de que no existía tal edición11. Aunque los investigadores sin duda continuarán su búsqueda de fuentes a través de las cuales José Smith pudo haber tenido conocimiento de 1 Enoc, argumentar de manera concluyente que realmente vio y estudió tales fuentes probablemente resultará difícil. Más importante aún, por las razones que describimos más adelante, 1 Enoc en su conjunto habría sido una fuente de ideas relativamente infructuosa en comparación con otros textos antiguos de Enoc que José Smith no podría haber conocido.

La mayoría de los eruditos de Enoc dividen el texto de 1 Enoc en cinco libros separados: (1) El Libro de los Vigilantes (capítulos 1-36); (2) El Libro de las Parábolas12 o Similitudes (capítulos 37–71); (3) El Libro de las Luminarias o el Libro Astronómico (capítulos 72–82); (4) Las visiones oníricas o Libro de las Visiones de los Sueños (capítulos 83–90); y (5) El Libro de La Epístola de Enoc (capítulos 91-108)13.

En contraste con los otros cuatro libros, en una de las pocas excepciones a la conclusión de Woodworth se encuentra 1 Enoc, el Libro de Parábolas, que tiene un interés especial para quienes estudian del Libro de Moisés14. Notablemente, ambos libros, el Libro de Moisés y el Libro de las Parábolas, describen ascensos celestiales de Enoc que incluyen visiones con un personaje central y un conjunto común de títulos. Por ejemplo, el título “Hijo del Hombre”, que es una característica notable del Libro de las Parábolas15, aparece con una densidad significativa a lo largo de la gran visión de Enoc en el Libro de Moisés16. Sorprendentemente, los títulos “Elegido”17, “Ungido”18, “Justo”19 también aparecen de manera prominente en ambos textos20. Otros pasajes del Libro de las Parábolas hablan de la resurrección de los justos en los últimos días, quienes serán reunidos en un lugar de gloria y santidad y “con ese Hijo del Hombre comerán, se acostarán y se levantarán por los siglos de los siglos"21.

Sin embargo, aparte de la prominencia compartida del "Hijo del Hombre" y los temas relacionados en el Libro de las Parábolas y el Libro de Moisés, se han identificado muy pocos paralelos únicos e inconfundibles entre los dos capítulos de Enoc del Libro de Moisés y el importante texto de 1 Enoc22. Las semejanzas son relativamente escasas y las ramas de la historia son en su mayoría divergentes. Un estudio del historiador Santo de los Últimos Días, Jed Woodworth, concluyó que los temas principales de “los 105 capítulos traducidos de Laurence no se parecen a los de Enoc de José Smith en ninguna manera tan obvia”23. E incluso un erudito conocedor, escéptico de los orígenes divinos del Libro de Moisés concluyó: “[L]as correspondencias literarias entre Moisés 6–8 y 1 Enoc son, en mi opinión, muy vagas, y se debería dedicar más tiempo y atención a otros temas”24.

En resumen, la investigación en curso ha demostrado que no solo es improbable, sino también erróneo concluir que 1 Enoc sirvió como la inspiración principal para los escritos de José Smith sobre Enoc. A pesar de todo lo que se ha escrito de 1 Enoc, encontramos afinidades significativas más llamativas en otros seudoepígrafos descritos a continuación.

2 Enoc

2 Enoc, también conocido como Enoc eslavo o Los secretos de Enoc, es un texto seudoepigráfico judío que describe el ascenso celestial del patriarca antediluviano Enoc y su iniciación en los misterios divinos. Aunque la mayoría de los estudiosos argumentan que hay una versión original en griego del siglo I d. C., no se han encontrado fragmentos griegos. 2 Enoc llega a nosotros principalmente a través de manuscritos cristianos eslavos medievales25.

Los lectores Santos de los Últimos Días del Libro de Moisés encontrarán muy interesante el relato de 2 Enoc sobre la ascensión de Enoc al cielo más alto y su iniciación en los misterios celestiales en ese reino celestial26. En un momento dado, el Señor le ordena a Miguel que unja y vista a Enoc, diciendo: "Ve y lleva a Enoc y despójale de sus terrenas vestiduras, y úngelo con mi dulce y fragante ungüento y ponle las vestiduras de Mi Gloria"27. Como resultado de esta investidura, Enoc declara: "Y yo me miré y me vi como uno de sus Gloriosos"28. Otros detalles de este ascenso celestial se asemejan a aspectos de la visión de Enoc en Moisés 7.

¿Cuáles son las posibilidades de que José Smith conociera 2 Enoc? La probabilidad es nula, ya que su primera publicación en un idioma occidental (latín) no ocurrió hasta 189929.

3 Enoc

3 Enoc, también conocido como el Apocalipsis hebreo de Enoc o el Libro de los Palacios, es un texto seudoepigráfico judío escrito después de 1 Enoc y 2 Enoc. Podemos ver que 3 Enoc se basa en las tradiciones que se encuentran en la literatura enóquica anterior, especialmente en el Libro de las Parábolas de 1 Enoc. A menudo se agrupa con los textos de la literatura de Hekhalot, un conjunto de escritos judíos esotéricos que presentan la idea de la ascensión al reino celestial. La fecha de su creación es muy controvertida y la mayoría de los estudiosos sugieren que se trata de una obra compuesta escrita por varios autores en diferentes períodos de tiempo.

En una Perspectiva anterior30, se analizó el título de Enoc como un “jovenzuelo” en Moisés 6:31 y 3 Enoc. Otros temas de interés para los lectores Santos de los Últimos Días incluyen la escena en 3 Enoc donde R. Ishmael llega a la entrada al cielo más alto. Además, evocando el relato similar en 2 Enoc, Metatrón (un personaje de Enoc en la tradición judía posterior) le hace recordar a R. Ishmael la transfiguración que ocurrió durante su ascenso al cielo31. Dios le reveló a Enoc los secretos celestiales y le dio un trono similar al trono de gloria, como se menciona en Moisés32.

Metatrón también le mostró a R. Ishmael los espíritus de los muertos, tanto justos como malvados, y también los espíritus de aquellos que están por nacer33. Esto corresponde a Moisés 6:36, que afirma que Enoc “vio los espíritus que Dios había creado” y también a Moisés 7:57 donde Enoc ve en visión: “[Y] salieron cuantos espíritus se hallaban en la prisión, y se pusieron a la diestra de Dios; y el resto quedó en cadenas de tinieblas hasta el juicio del gran día". ¿José Smith pudo haber conocido 3 Enoc? No hay posibilidad de ello, ya que ninguno de los manuscritos existentes de 3 Enoc fue publicado durante su vida34.

Otras fuentes de Enoc

En una Perspectiva anterior35, indagamos en algunas de las fuentes mandeas importantes que se entrelazan con el relato del Libro de Moisés acerca de Enoc. Además, en 2018, John C. Reeves y Annette Yoshiko Reed publicaron el primer volumen de su serie de libros titulada "Enoch from Antiquity to the Middle Ages" (Enoc desde la Antigüedad hasta la Edad Media)36. Este volumen pone a disposición en inglés muchos textos poco conocidos sobre Enoc de fuentes judías, cristianas e islámicas. En otros lugares se han explorado ejemplos de las semejanzas de estos textos con el Libro de Moisés37.

Al igual que las fuentes antiguas de Enoc comentadas anteriormente, ninguna de estas fuentes adicionales habría estado accesible cuando José Smith tradujo el Libro de Moisés.

El Libro de los Gigantes

El Libro de los Gigantes es una colección de fragmentos de un libro enóquico descubierto en Qumrán. No se encuentra dentro de la colección de escritos en el libro etíope de 1 Enoc38 y, en su conjunto, poco se parece a la tradición de Enoc. El material relacionado con el Libro de los Gigantes se incluye en la literatura judía talmúdica y medieval, en descripciones del canon maniqueo39, en citas de heresiólogos hostiles y en fragmentos de Turfán de los siglos III y IV publicados por Henning en 194340. Más tarde, varios fragmentos de una obra relacionada se identificaron entre los manuscritos de Qumrán.

El fragmentario Libro de los Gigantes ha demostrado ser de tremenda importancia para la erudición de Enoc. Fue muy popular en Qumrán, más popular que el propio 1 Enoc. Aun más significativo, podría decirse que es el manuscrito de Enoc más antiguo que existe41. Aunque se habían encontrado fragmentos del Libro de los Gigantes anteriormente en los escritos de Mani, su descubrimiento en Qumrán como parte de los "rollos del mar Muerto" mostró que su composición "es al menos quinientos años [anterior] a lo que antes se pensaba"42. Por lo tanto, nos ayuda a "reconstruir la figura literaria de las primeras etapas de la tradición enóquica"43.

Obsérvese que el término "gigantes" en el título del libro es confuso44. En realidad, el libro describe dos grupos diferentes, a los que en hebreo se hace referencia como gibborim y nefilim. Al examinar la misión de Enoc entre los gibborim, probablemente sea más apropiado leer el término con su connotación habitual en la Biblia de "héroe poderoso" o "guerrero"45. Más tarde, los términos gibborim y nefilim (este último término utilizado originalmente para referirse a lo que parece haber sido un remanente de una raza de "gigantes") se equipararon en algunos contextos46. De acuerdo con esta distinción, José Smith, en su relato de Enoc, diferenció específicamente a los “gigantes” (¿nefilim?) de los otros adversarios de Enoc (¿gibborim?)47.

Aunque los fragmentos combinados del Libro de los Gigantes apenas ocupan tres páginas en la traducción al inglés de García Martínez48, encontramos en él la serie más extensa de paralelismos significativos entre un solo texto antiguo y el relato de José Smith sobre la misión de predicar de Enoc y las batallas posteriores con sus enemigos. Estas semejanzas van desde temas generales en la historia (obras secretas, asesinatos, visiones, libros de memorias terrenales y celestiales que evocan temor y temblor, corrupción moral, esperanza que resiste para el arrepentimiento, el clamor de la tierra, la reunión de los justos, y la eventual derrota de los adversarios de Enoc en la batalla, que termina con su total destrucción y encarcelamiento) a ocurrencias específicas de expresiones raras en los contextos correspondientes (la referencia a un "demente", el nombre y el papel paralelo de Mahíjah/Mahújah y el "rugido de las fieras").

Acontecimiento Libro de Moisés Libro de los Gigantes
Obras secretas y asesinatos49 6:15 1Q23, 9+14+15:2-4
Un "demente"50 6:38 4Q531, 22:8
Mahíjah/Mahawai questiona a Enoc51 6:40 4Q530, 2:20-23
Enoc lee el registro de hechos52 6:46-47 4Q203, 7b col. ii; 8:1-11
Temblor y llanto después de que Enoc lee53 6:47 4Q203, 4:6
Llamado al arrepentimiento54 6:52 4Q203, 8:14-15
Concebido en pecado55 6:55 4Q203, 8:6-9
Enoc derrota a los gibborim56 7:13 4Q531, 22:3-7
El "rugido de las fieras"57 7:13 4Q531, 22:8
Encierro de los gibborim inicuos58 7:38 4Q203, 7B 1:559
Los que se arrepintieron reunidos en la(s) ciudad(es) santa(s)60 7:16-18, 69 Libro de los gigantes de Mani, texto G
La tierra clama en contra de los pecadores61 7:48 4Q203, 9-10

Ejemplos de temas y expresiones paralelas en el Libro de los Gigantes y relatos de la misión de predicación de Enoc, las batallas y el recogimiento de los justos en Moisés 6-762.

Nos basaremos en temas y expresiones paralelas del Libro de los Gigantes como las anteriores, una por una en varias Perspectivas posteriores.

Resumen

Habría sido virtualmente imposible para José Smith en 1830 haber sido consciente de las semejanzas más importantes con la literatura antigua en sus revelaciones de Enoc. Aparte de las escasas semejanzas únicas y típicamente vagas encontradas en 1 Enoc (que es poco probable que José Smith haya encontrado a detalle), los textos que habrían sido necesarios para que un autor del siglo XIX obtuviera partes significativas de Moisés 6–7, no habían sido descubiertos por los eruditos occidentales ni traducidos al inglés. Además, incluso si otras tradiciones relevantes fuera de la literatura de Enoc (por ejemplo, tradiciones masónicas o herméticas63) hubieran estado disponibles para José Smith en 1830, no le habrían proporcionado al Profeta el conjunto de detalles específicos y a veces peculiares que comparte Moisés 6–7 y la seudoepigrafía como 2 Enoc, 3 Enoc y el Libro de los Gigantes.

Pero no es simplemente la cantidad de detalles diferentes del mundo antiguo lo que nos atrae al relato de Enoc en el Libro de Moisés, sino más bien la belleza, la verdad y la coherencia de la historia como un todo. ¿Cómo es posible que José Smith, con sus propios recursos, haya sorprendentemente logrado lo que tan pocos de su época se habrían atrevido a intentar? Refiriéndose a la traducción del Libro de Mormón, que en varios aspectos es análoga a la traducción del Libro de Moisés, Hugh Nibley describe el prodigio de todo esto64:

Un Víctor Hugo o un Anatole France puede contar una historia convincente cuando está cerca de su propio territorio y tiempo, pero deje que cualquier escritor, incluso el más culto, retroceda un par de miles de años y vaya unos miles de kilómetros alrededor del mundo, y se encontrará en un terreno traicionero en el que la única salida es tomar las alas de la fantasía. … [El autor de Moisés 6-7] imparte su información en un discurso tan simple, sin esfuerzo y sin rodeos que el lector fácilmente pasa por alto la gran cantidad de detalles que se entrelazan en el patrón espontáneo y sin complicaciones. ¿Qué escritor de ficción histórica se ha remotamente acercado alguna vez a semejante logro?

Este artículo fue parcialmente adaptado de Bradshaw, Jeffrey M. y Ryan Dahle. “Could Joseph Smith have drawn on ancient manuscripts when he translated the story of Enoch? Recent updates on a persistent question (4 October 2019)”. Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 33 (2019): 305–373.

Otras lecturas

Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God's Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014, págs. 467–477 (Bibliografía comentada sobre la seudepigrafía de Enoc. Colby Townsend fue el autor principal de la sección sobre 1 Enoch).

Bradshaw, Jeffrey M. y Ryan Dahle. “Could Joseph Smith have drawn on ancient manuscripts when he translated the story of Enoch? Recent updates on a persistent question (4 October 2019)". Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 33 (2019): 305–373.

Nibley, Hugh W. Enoch the Prophet. The Collected Works of Hugh Nibley 2. Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1986, págs. 91–121, 276–277.

Nibley, Hugh W. 1986. Teachings of the Pearl of Great Price. Provo, UT: Foundation for Ancient Research y Mormon Studies (FARMS), Brigham Young University, 2004, págs. 263–267.

Reeves, John C. y Annette Yoshiko Reed. Sources from Judaism, Christianity, and Islam. 2 vols. Enoch from Antiquity to the Middle Ages 1. Oxford, England: Oxford University Press, 2018, págs. 1-16.

Consultas

Alexander, Philip S. "3 (Hebrew Apocalypse of) Enoch". En The Old Testament Pseudepigrapha, editado por James H. Charlesworth. 2 vols. Vol. 1, 223-315. Garden City, NY: Doubleday and Company, 1983.

Andersen, F. I. "2 (Slavonic Apocalypse of) Enoch". En The Old Testament Pseudepigrapha, editado por James H. Charlesworth. 2 vols. Vol. 1, 91-221. Garden City, NY: Doubleday and Company, 1983.

Angel, Joseph L. "Reading the Book of Giants in Literary and Historical Context". Dead Sea Discoveries 21 (2014): 313-46.

—. “The Humbling of the Arrogant and the 'Wild Man' and 'Tree Stump' Traditions in the Book of Giants and Daniel 4”. En Ancient Tales of Giants from Qumran and Turfan: Contexts, Traditions and Influences, editado por Matthew Goff, Loren T. Stuckenbruck y Enrico Morano. Wissenschlaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament 360, ed. Jörg Frey, 61-80. Tübingen, Germany Mohr Siebeck, 2016.

Barlow, Philip L. "Decoding Mormonism". Christian Century, 17 January 1996, 52-55.

Bautch, Kelley Coblentz. "Peter and the patriarchs: A confluence of traditions?" En With Letters of Light: Studies in the Dead Sea Scrolls, Early Jewish Apocalypticism, Magic, and Mysticism, editado por Daphna V. Arbel y Andrei A. Orlov. Ekstasis: Religious Experience from Antiquity to the Middle Ages, ed. John R. Levison, 13-27. Berlín, Germany: Walter de Gruyter, 2011.

Yakov Ben Tov, “The Book of Enoch, the Book of Moses, and the Question of Availability”, Faith-Promoting Rumor (blog), https://faithpromotingrumor.com/2017/09/24/the-book-of-enoch-the-book-of-moses-and-the-question-of-availability/. Tenga en cuenta que esta publicación se eliminó sin explicación alguna, pero el autor no la desaprobó y se archivó originalmente en https://web.archive.org/web/20181217192041/https://faithpromotingrumor.com/2017/09/24/the-book-of-enoch-thebook-of-moses-and-the-question-of-availability/. (Consultado el 22 de noviembre de 2018). Al parecer se eliminó la versión de archive.org, pero el artículo original puede encontrarse ahora en: https://cdn.interpreterfoundation.org/ifpdf/Ben+Tov-Availability+of+1+Enoch%2C+Cirillo+error-The+Book+of+Enoch%2C+the+Book+of+Moses%2C+and+the+Question+of+Availability+%E2%80%93+FAITH-PROMOTING+RUMOR.pdf.

Bradshaw, Jeffrey M., Jacob Rennaker y David J. Larsen. "Revisiting the forgotten voices of weeping in Moses 7: A comparison with ancient texts". Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 2 (2012): 41-71.

Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God's Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014.

Bradshaw, Jeffrey M. "Freemasonry and the Origins of Modern Temple Ordinances". Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 15 (2015): 159-237. http://www.mormoninterpreter.com/freemasonry-and-the-origins-of-modern-temple-ordinances/. (Consultado el 20 de mayo de 2016).

—. 2018. Could Joseph Smith Have Drawn On Ancient Manuscripts When He Translated the Story of Enoch?  En Interpreter Foundation Old Testament KnoWhy JBOTL05C.https://interpreterfoundation.org/knowhy-otl05c-could-joseph-smith-have-drawn-on-ancient-manuscripts-when-he-translated-the-story-of-enoch/. (Consultado el 23 de noviembre de 2018).

Bradshaw, Jeffrey M. y Ryan Dahle. "Could Joseph Smith have drawn on ancient manuscripts when he translated the story of Enoch? Recent updates on a persistent question (4 October 2019)". Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 33 (2019): 305-73. https://journal.interpreterfoundation.org/could-joseph-smith-have-drawn-on-ancient-manuscripts-when-he-translated-the-story-of-enoch-recent-updates-on-a-persistent-question/. (Consultado el 23 de octubre de 2019).

Brooke, John L. The Refiner's Fire: The Making of Mormon Cosmology, 1644-1844. Cambridge, England: Cambridge University Press, 1994.

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Notas sobre las Figuras

Figura 1. Imagen a través de Wikimedia.

Notas al pie de página

1 Véase J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, págs. 1-16 para una descripción completa de la vasta "biblioteca" de Enoc que ha sido creada por judíos, cristianos, musulmanes, maniqueos y "gnósticos" desde la antigüedad hasta la Edad Media.

2 Estos artículos se han reimpreso en Enoch, H. W. Nibley. Para su introducción a la literatura antigua de Enoc, véanse especialmente 91-121, 276-277. Lamentablemente, después de que Nibley completó su investigación inicial para los artículos de la revista Ensign, centró su atención en otros temas y nunca más retomó un estudio sustentado de las conexiones entre Moisés 6–7 y los escritos antiguos sobre Enoc. Desafortunadamente, Nibley recibió uno de los manuscritos más importantes relevantes para su estudio, la publicación de Józef Milik y Matthew Black en 1976 de la primera traducción al inglés del Libro de los Gigantes, solo días antes de la fecha límite de publicación del último artículo de la serie. Como resultado, de las más de 300 páginas que Nibley le dedicó a Enoc en el volumen que reunió sus escritos sobre el tema, solo un reducido número se dedicó a estos importantes fragmentos arameos de “Enoc”.

3 Véase Judas 1:14-15. Cf. 1 Enoc 1:9.

4 Por ejemplo, dentro de 1 Pedro y 2 Pedro. Para una descripción general de las convergencias entre Enoc y los escritos de Pedro consulte K. C. Bautch, Peter.

5 Aunque 1 Enoc es una compilación judía y puede encontrarse en forma fragmentaria en varios idiomas, su texto se ha conservado por completo solo en la tradición del idioma etíope ge'ez.

6 Observamos que dado que José Smith sabía muy bien que el libro bíblico de Judas, cita explícitamente 1 Enoc (Judas 1:14-15. Para evidencia del conocimiento de José Smith de estos versículos, véase J. Smith, Jr., Documentary History, December 1830, 1:132), lo más obvio que podría haber hecho para fortalecer su argumento de la autenticidad del Libro de Moisés (si fuera un impostor consciente) habría sido incluir los versículos relevantes de Judas en algún lugar dentro de sus revelaciones sobre Enoc. Pero el Profeta no lo hizo.

7 S. Cirillo, Joseph Smith.

8 D. M. Quinn, Magic 1998, pág. 193.

9 R. L. Bushman, Rough Stone, pág. 138.

10 Citando a D. M. Quinn, Magic 1998, págs. 190-192, Bushman menciona (R. L. Bushman, Rough Stone, pág. 591 n. 52): Michael Quinn afirma que hay una relación con la traducción de Laurence de Enoc de 1821 y cita una referencia de Enoc en un libro difundido en un periódico de Palmyra. Él no encuentra el verdadero Libro de Enoc en Palmyra o sus alrededores, solo esta referencia en un comentario académico.

11 Y. Ben Tov, Book of Enoch. Tenga en cuenta que esta publicación ha sido eliminada desde entonces sin negación u otra explicación. Se puede acceder en línea en https://web.archive.org/web/20181217192041/https://faithpromotingrumor.com/2017/09/24/the-book-of-enoch-the-book-of-moses-and-the-question-of-availability/.

12 El término “parábolas” tiene un significado diferente en el título del libro que en el Nuevo Testamento. No se refiere a historias simbólicas, sino a profecías de juicios y recompensas de los últimos días para los justos y los malvados.

13 Los capítulos 106-108 generalmente se consideran adiciones posteriores.

14 Para un análisis más detallado, véase J. M. Bradshaw et al., God's Image 2, págs. 36, 78–79, 117, 153–154.

15 G. W. E. Nickelsburg et al., 1 Enoch 2, 46:2-4, pág. 153; 48:2, pág. 166; 60:10, pág. 233; 62:5, 7, 9, 14, pág. 254; 63:11, pág. 255; 69:26-27, 29, pág. 311; 70:1, pág. 315; 71:14, 17, pág. 321.

16 Moisés 7:24, 47, 54, 56, 59, 65.

17 Moisés 7:39. Cf. Moisés 4:2. Véase G. W. E. Nickelsburg et al., 1 Enoch 2, 39:6, pág. 111; 40:5, pág. 130; 45:3-4, pág. 148; 49:2, 4, pág. 166; 51:5a, 3, pág. 180; 52:6, 9, pág. 187; 53:6, pág. 194; 55:4, pág. 198; 61:5, 8, 10, págs. 243, 247; 62:1, pág. 254.

18 En otras palabras, "Mesías". Véase Moisés 7:53. Véase G. W. E. Nickelsburg et al., 48:10, pág. 166; 52:4, pág. 187.

19 Moisés 6:57; 7:45, 47, 67. Véase G. W. E. Nickelsburg et al., 38:2, pág. 95; 53:6, pág. 194. El término también aparece implícitamente en 39:6, pág. 111; 46:3, pág. 153; 49:2, pág. 166; 62:2-3, pág. 254.

20 Para obtener más información sobre este tema, consulte la Perspectiva del Libro de Moisés #15, que se publicará próximamente.

21 G. W. E. Nickelsburg et al., 1 Enoch 2, 62:13–16, págs. 254–255. George Nickelsburg y James VanderKam encuentran este pasaje como una referencia "convincente" de la resurrección (ibíd., pág. 268). Véase también, por ejemplo, ibíd., 45:5, pág. 148. Para obtener más información sobre este tema, consulte la Perspectiva del Libro de Moisés #29, que se publicará próximamente.

22 Estos incluyen elementos del llamado de Enoc, los juramentos de los conspiradores, el motivo del llanto, que también se encuentra en 2 Enoc (J. M. Bradshaw et al., Revisiting; véase también las Perspectivas del Libro de Moisés #25 y #27, que se publicarán próximamente), el surgimiento de combinaciones secretas (también se encuentran en el Libro de los Gigantes; véase Perspectiva del Libro de Moisés #9, que se publicará próximamente), alusiones a la "tierra de justicia" de Enoc y su viaje al "mar al este"/"aguas de Dan" (véase también el Libro de los Gigantes y Perspectiva del Libro de Moisés #24, que se publicará próximamente), alusiones a un "libro de memorias" (que también se encuentra en el Libro de los Gigantes y muchas otras fuentes antiguas; véase la Perspectiva del Libro de Moisés #20, que se publicará próximamente), y destrucción y encarcelamiento de los inicuos (que también se encuentra en el Libro de los Gigantes; véase Perspectiva del Libro de Moisés #13, que se publicará próximamente).Como puede verse, pocos de estos paralelos con el Libro de Moisés son únicos; casi todos ellos y muchos más pueden encontrarse, a menudo con mayor claridad, en otros libros de Enoc además de 1 Enoc que José Smith no pudo haber conocido. Se está realizando una comparación más completa y sistemática de semejanzas entre Moisés 6–7, 1 Enoc y otras seudoepgrafías de Enoc como parte de un proyecto conjunto de Book of Mormon Central y The Interpreter Foundation. Notamos que C. L. Bruno, Congruence and Concatenation, pág. 2 enumera paralelos adicionales con 1 Enoc, algunos de los cuales son tan vagos que casi no tienen sentido. Por ejemplo, en 1 Enoc 10:4-5 se compara un relato de la atadura de Asael (que Bruno describe como un ejemplo de "Precognición y advertencia profética de la destrucción del mundo") con Moisés 7:41-67. En otro caso, un relato del diluvio y el juicio final en 1 Enoc 60 (que Bruno describe como "un orden social revolucionario") se compara con Moisés 7:18-19.

23 R. L. Bushman, Rough Stone, pág. 138. Cf. J. L. Woodworth, Enoch, págs. 190-192.

24 Y. Ben Tov, Book of Enoch.

25 Se han encontrado varios fragmentos coptos más antiguos de 2 Enoc en la Nubia egipcia. Para obtener más información sobre este texto, consulte A. A. Orlov et al., New Perspectives.

26 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.

27 Véase F. I. Andersen, 2 Enoch, 22:8 [J], pág. 138.

28 Véase ibíd., 22:20 [J], pág. 138.

29 Véase ibíd., pág. 97.

30 Central de la Perla de Gran Precio, "Comisión profética de Enoc: Enoc como un jovenzuelo", Perspectiva del Libro de Moisés #3 (13 de agosto de 2020).

31 Central de la Perla de Gran Precio, "Comisión profética de Enoc: Enoc como un jovenzuelo", Perspectiva del Libro de Moisés #3 (13 de agosto de 2020).

32 P. S. Alexander, 3 Enoch, 10:1, pág. 263. Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #22, que se publicará próximamente.

33 Ibíd., 45, págs. 296-299.

34 Ibíd., pág. 224.

35 Véase Central de la Perla de Gran Precio, "Comisión profética de Enoc: El poder de Enoc sobre los elementos y su divina protección", Perspectiva del Libro de Moisés #4 (septiembre 4, 2020).

36 J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1.

37 J. M. Bradshaw et al., Could Joseph Smith Have Drawn (2019).

38 Sin embargo, 1 Enoc y el Libro de los Gigantes tocan algunos temas relacionados. Para un resumen de la relación literaria entre el Libro de los Vigilantes de 1 Enoc y el Libro de los Gigantes, véase L. T. Stuckenbruck, Book of Giants, págs. 24–28.

39 Homilies 25:2–5, Psalm-Book 46:21–47:4, Kephalia, 5:22–26.

40 Para un estudio completo de la evidencia del manuscrito, véase J. C. Reeves, Jewish Lore. Reeves concluye que esta obra fundamental de la cosmogonía maniquea está en deuda en aspectos importantes con las interpretaciones judías tradicionales de Génesis 6:1–4.

41 L. T. Stuckenbruck, Libro de los gigantes, pág. 31 fecha el Libro de los Gigantes en "algún momento entre finales del siglo III y 164 a. C.". Para obtener un resumen más reciente de la literatura sobre las fechas y los orígenes geográficos del libro, consulte J. L. Angel, Reading the Book of Giants, pág. 315 n. 5. Angel generalmente está de acuerdo con las fechas de Stuckenbruck. Véase ibíd. para un resumen de la evidencia relacionada con las influencias mesopotámicas y helenísticas en el Libro de los Gigantes.

Sobre la popularidad del Libro de los Gigantes en Qumrán, K. M. Penner, Did the Midrash, págs. 44-45 escribe: "Si la identificación de los fragmentos de Qumrán pertenecientes a gigantes es correcta, la obra fue muy popular en Qumrán: Se encontraron unas diez copias, en cuatro cuevas. La importancia de estos números se hace evidente cuando se comparan con los del libro arameo de [1 Enoc] mismo: Solo se encontraron siete copias, todas en una sola cueva. Los únicos libros más populares en Qumrán son Salmos (36 copias), los libros del Pentateuco (23-24, 16, 12-13, 9, 35 copias respectivamente), Isaías (21), Jubileos (17) y el Regla Comunitaria (13); el Documento de Damasco y la Regla de la Congregación tienen diez cada uno".

A pesar de la inigualable prominencia y antigüedad del Libro de los Gigantes en Qumrán, la primera reacción de algunos eruditos es atribuir cualquier parecido con 1 Enoc a "tomar prestado" de esta última fuente. Sin embargo, se debe tener cuidado al concluir que el Libro de los Gigantes depende directamente de 1 Enoc. Por ejemplo, comparando Ezequiel 1, Daniel 7, 1 Enoc 14 y el Libro de los Gigantes, A. M. Davis Bledsoe, Throne Theophanies, pág. 85 argumenta que la adopción que 1 Enoc 14 hizo de la idea Danielica sobre la deidad muestra solo que esta idea fue "aceptada incluso en un período tardío, y no hace automáticamente [a 1 Enoc 14] más antiguo, incluso si la tradición puede ser observada en escritos generalmente más antiguos". De manera más general, ibíd., pág. 90 concluye "que estos tres textos se inspiraron en una tradición(es) común(es) con respecto al trono celestial y luego la(s) adaptaron para que encajara(n) en su contexto individual". Con respecto a la tesis de Angel de que el Libro de los Gigantes, tal como lo tenemos, refleja "las realidades de la vida bajo la ocupación imperial helenística", el propio autor sugiere raíces más antiguas y complejas para la historia (J. L. Angel, Humbling, pág. 80): Hay pistas en el Libro de los Gigantes que señalan una trama más matizada y desarrollada. Los gigantes discuten entre sí y quizás haya diferentes bandos entre ellos. De ese modo, si tengo razón en que el Libro de los Gigantes configura la humillación de los personajes helenísticos de poder, parece que la composición que ahora tenemos ante nosotros solo conserva los restos de una compleja alegoría, cuyos referentes originales no pueden recuperarse.

42 M. Wise et al., DSS, pág. 290.

43 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, pág. 11.

44 La convención actual de usar términos que corresponden a “gigantes” para referirse a los gibborim se debe en gran parte a las influencias posteriores de la traducción griega de la Septuaginta de la Biblia hebrea (véase, por ejemplo, A. T. Wright, Evil Spirits, págs. 83–84) y de la transmisión generalizada de varias traducciones del Libro de los Gigantes dentro de las obras de Mani. Aunque el título del Libro de los Gigantes de Mani aparece “en varios documentos maniqueos y antimaniqueos esparcidos por Europa y África hasta Asia Menor y el Turquestán oriental, no se sabía casi nada del contenido de este documento antes de la aparición del notable artículo de W. B. Henning” en 1943 (J. T. Milik et al., Enoch, pág. 298; W. B. Henning, Book of the Giants). Wright ofrece dos posibilidades para el uso un tanto inesperado de gigantes, la palabra griega para "gigantes" en la Septuaginta (A. T. Wright, Evil Spirits, pág. 92): Puede sugerirse que los traductores griegos de la Biblia hebrea tenían dificultades para comprender parte de la terminología hebrea (por ejemplo, nefilim y gibborim) en el texto y, por lo tanto, tradujeron los términos de manera imprecisa, realzando así la ambigüedad del pasaje. Otra posibilidad es que los eruditos modernos hayan entendido mal lo que los traductores griegos quisieron decir con el uso del término [gigantes]. Parece que se necesita hacer más investigación para descubrir el uso de este término en la literatura griega antes de la traducción de la [Septuaginta]. Para obtener más información sobre el impacto de la Septuaginta en las tradiciones posteriores y sobre las interacciones entre las concepciones judías y griegas relacionadas de los "gigantes", consulte M. Tuval, Giants in the Jewish Literature; S. Newington, Greek Titans. Para las influencias mesopotámicas en las descripciones de los "gigantes" en 1 Enoc, véase H. Drawnel, Mesopotamian Background.

45 Véase, por ejemplo, este sentido de gibborim en Moisés 8:21 (los hijos de los autoproclamados "hijos de Dios"), Génesis 10:8–9 (Nimrod), Génesis 10:25 (Peleg), Génesis 11:4 (los constructores de la Torre de Babel que querían crearse un nombre). Véase también la discusión de Nimrod como un gibbor en Perspectiva del Libro de Moisés #12, que se publicará proximamente.

46 J. C. Reeves, Jewish Lore, págs. 69-70 ofrece el siguiente resumen de los significados complejos y algo controvertidos que se han atribuido a estos términos, así como a los semidivinos "Vigilantes" (véase también A. T. Wright, Evil Spirits , págs. 79-95): El término gbryn es la forma aramea del hebreo gibborim (singular gibbor), una palabra cuya connotación habitual en este último idioma es "héroe poderoso, guerrero", pero que en algunos contextos llegó a interpretarse más tarde en el sentido de "gigantes". [El término se traduce diecisiete veces con la palabra griega para "gigantes" en la Septuaginta.] … De manera similar, nplyn es la forma aramea del hebreo np(y)lym (es decir, nefilim), una designación imprecisa que se usa solo tres veces en la Biblia hebrea. Génesis 6:4 se refiere a los nefilim que estaban en la tierra como resultado de la unión conyugal de los [“hijos de Dios” y las “hijas de Adán”] y además califica su naturaleza al llamarlos gibborim. [Más plausiblemente, Wright (ibíd., págs. 81–82 y J. Grossman, Who Are the Sons of God?, págs. 5-8) argumentan a favor de que Génesis 6:1-4 es una descripción que se desarrolla en estricto orden cronológico, concluyendo que los nefilim estaban en la tierra antes de esta unión conyugal entre los "hijos de Dios" y las "hijas de Adán".] Ambos términos se traducen en Génesis 6:4 [de la Septuaginta] como ["gigantes"] y en Tárgum de Onquelos como gbry'. Números 13:33 informa que los espías israelitas encontraron gigantes nefilim en la tierra de Canaán; aquí los nefilim están asociados con una tradición (¿diferente?) relativa a una raza de gigantes que sobrevivieron entre los grupos étnicos indígenas que habitaban Canaán. Una posible referencia adicional tanto a los nefilim como a los gibborim de Génesis 6:4 se encuentra en Ezequiel 32:27. La perícopa adyacente presenta una descripción de los héroes muertos que yacen en el Seol, entre los que se encuentra un grupo denominado gibborim nophelim [sic] me'arelim. La última palabra, me'arelim, "de los incircuncisos", probablemente debería corregirse con base en la Septuaginta … a me'olam, y la frase completa traducida "aquellos poderosos que yacen allí desde la antigüedad". … La conjunción de gbryn wnpylyn en QG1 1:2 podría verse como una construcción aposicional similar a la expresión 'yr wqdys: “Vigilante y El Santo”…. Sin embargo, la frase también podría estar relacionada con ciertos pasajes que sugieren que había tres clases distintas (o incluso generaciones) de gigantes, cuyos nombres están representados en esta línea. … [C]ompare Jubileos 7:22: “y tuvieron hijos gigantes, todos ellos descomunales, que se devoraban unos a otros: un titán mataba a un gigante, un gigante mataba a un jayán, éste al género humano, y los hombres, unos a otros". Ibíd., pág. 18 propone además que “los hijos de Dios son de hecho [idénticos a] los gigantes mencionados en [Génesis 6:4], mientras que los 'héroes' [es decir, los gibborim] descritos al final de la historia son el resultado de la unión de estos gigantes [es decir, los nefilim] con las hijas del hombre". Si bien puede ser que los gibborim fueran los descendientes de estos matrimonios mixtos y aunque el Libro de Moisés está de acuerdo con la conclusión de Grossman de que los nefilim (también conocidos como "hijos de Dios") no eran divinos, ni siquiera "especialmente cercanos a Dios" (ibíd., pág. 10), el fundamento de la última conclusión difiere, como comentamos en la Perspectiva del Libro de Moisés #6, que se publicará próximamente.

47 Moisés 7:14–15.

48 F. G. Martinez, DSS Translated, págs. 260–262. Por supuesto, las diferentes traducciones difieren en el tamaño de la página y la amplitud. El Libro de los Gigantes ocupa dos páginas en la traducción de Geza Vermes (G. Vermes, Complete, págs. 549-550) y seis páginas en la traducción más completa de Michael Wise et al. que incluye una introducción y un comentario (M. Wise, et al., DSS, págs. 290-295). La publicación más completa del Libro de los Gigantes, incluyendo las traducciones de muchos fragmentos diminutos y tanto el original en arameo como la traducción al inglés ocupa treinta y seis páginas (D. W. Parry, et al., DSSR (2013), págs. 938-974). Incluso si se compara la versión en inglés más extensa de Parry y Tov con la de Nickelsburg y la traducción al inglés de VanderKam de 1 Enoch, se revela que el Libro de los Gigantes es solo un 12% del tamaño de 1 Enoc (G. W. E. Nickelsburg, et al., 1 Enoch, págs. 19-170).

En términos prácticos, esto significa que uno esperaría que las semejanzas significativas con Moisés 6-7 en 1 Enoc sean ocho veces más numerosas que en el Libro de los Gigantes. En realidad, sin embargo, los paralelos en 1 Enoc son mucho menos densos y generalmente menos relevantes que los del Libro de los Gigantes, especialmente si se excluye el Libro de Parábolas de 1 Enoc, donde ocurren algunas de las semejanzas más importantes y singulares. Tampoco es que una buena parte de las semejanzas entre el Libro de los Gigantes y el Libro de Moisés sean únicas, mientras que muchas de las semejanzas en 1 Enoc también se encuentran en el Libro de los Gigantes.

49 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #9, que se publicará próximamente.

50 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #6 y #12, que se publicarán próximamente.

51 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #7 y #8, que se publicarán próximamente.

52 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #10, que se publicará próximamente.

53 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.

54 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.

55 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.

56 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #12 y #24, que se publicarán próximamente.

57 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #12, que se publicará próximamente.

58 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #13, que se publicará próximamente.

59 “[N]os aprisionó y os dominó” (L. T. Stuckenbruck, Book of Giants, 7 B 1:5, pág. 226); “nos encarceló y tiene poder sobre nosotros” (J. C. Reeves, Jewish Lore, pág. 66). Cf. G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 10:4–6, págs. 215, 221–222; tradiciones sobre el encarcelamiento de los gigantes en los textos del Libro de los Gigantes entre los maniqueos chinos (G. Kósa, Book of Giants Tradition, págs. 175-176).

60 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #13 y #24, que se publicarán próximamente.

61 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #26, que se publicará próximamente.

62 Para obtener más información sobre estos y otros ejemplos, consulte J. M. Bradshaw et al., God's Image 2, págs. 41–49; J. M. Bradshaw, Could Joseph Smith Have Drawn.

63 Por ejemplo, John L. Brooke (J. L. Brooke, Refiner's Fire, pág. 195) busca argumentar que Sidney Rigdon, entre otros, fue un "canal de la tradición masónica durante los primeros años de José" (W. J. Hamblin et al., Mormon in the Fiery Furnace, pág. 52) y luego hace un conjunto de afirmaciones escasamente fundamentadas que conectan el mormonismo y la masonería. Estas afirmaciones, incluidas las conexiones con la historia de los pilares de Enoc en la Masonería del Arco Real, se refutan en ibíd., págs. 52-58; cf. W. J. Hamblin et all., Review of John L. Brooke, págs. 178-179. El erudito no Santo de los Últimos Días Stephen Webb (S. H. Webb, Jesus Christ, pág. 260) estuvo de acuerdo con Hamblin y otros, concluyendo que “la evidencia real de cualquier vínculo directo entre la teología [de José Smith] y la tradición hermética es, en el mejor de los casos, tenue, y dado que los académicos debaten enérgicamente si el hermetismo constituye siquiera una tradición coherente y organizada, el libro de Brooke debe leerse con bastante escepticismo". Véase también P. L. Barlow, Decoding; R. Bushman, Mysteries; J. Shipps, Sojourner, págs. 204-217. Al señalar la naturaleza poco convincente de los argumentos de Brooke sobre el hermetismo, Stephen J. Fleming ha argumentado recientemente que ideas similares podrían explicarse en términos de afinidades con el platonismo cristiano (S. J. Fleming, Fulness of the Gospel). En otra parte, Bradshaw ha resumido la historia y el importante papel de la masonería en Nauvoo, al tiempo que ha destacado las dificultades en el argumento de que las ordenanzas de los templos modernos son una simple derivación de la masonería (J. M. Bradshaw, Freemasonry). En un estudio separado, Matthew B. Brown presenta evidencia de conclusiones similares (M. B. Brown, Exploring). Un manuscrito de Brown que trata este tema con mayor profundidad aún está pendiente de publicación.

64 H. W. Nibley, Lehi 1988, pág. 120.

Egipcianismos en el Libro de Abraham

Detalle de Abraham e Issac

Perspectiva del Libro de Abraham #25

Una manera de determinar si Libro de Abraham es una traducción de un documento egipcio subyacente o si fue originalmente redactado en inglés, es ver si el texto contiene lo que podría llamarse egipcianismos o características literarias y lingüísticas del lenguaje egipcio. La presencia de egipcianismos en el texto del Libro de Abraham “podría indicar que José Smith tenía cierto conocimiento del idioma egipcio”1. Debido a que “en los días de José Smith el egipcio no era muy conocido”2, cualquier conocimiento del egipcio que José Smith podría haber tenido solamente pudo haberlo adquirido por revelación.

Una lectura detallada del Libro de Abraham revela algunos posibles egipcianismos en el texto inglés. Por ejemplo:

El manuscrito más antiguo que contiene Abraham 1:17 dice: “and this because their hearts are turned they have turned their hearts away from me” (y esto porque sus corazones se han apartado han apartado sus corazones de mí). La frase “their hearts are turned” (sus corazones se han apartado) fue tachada y la frase “they have turned their hearts” (han apartado sus corazones) fue escrita inmediatamente después. En el egipcio del periodo de los papiros de José Smith, la voz pasiva se expresa mediante el uso de una tercera persona del plural. Así que las dos frases serían idénticas en egipcio. El traductor debe decidir de qué manera traducir el pasaje3.

Manuscrito del Libro de Abraham, alrededor de julio–noviembre de 1835, letra de Warren Parrish. A cinco líneas de la parte inferior, el texto [en inglés] resaltado en rojo dice: [T]heir harts are turned they have turned their hearts away from me” (sus corazones se han apartado han apartado sus corazones de mí). Imagen a través de Joseph Smith Papers Project [los documentos de José Smith).

Otro tipo de egipcianismo en el Libro de Abraham es la paranomasia o el juego de palabras. La paronomasia es una característica comprobada de la literatura egipcia antigua4. En Abraham 3, el Señor le mostró a Abraham una vista panorámica del cosmos y luego una visión del concilio premortal en el cielo.

La conversación entre Abraham y el Señor pasa de un dialogo sobre los cuerpos celestes a seres espirituales [a la mitad del capítulo]. Esto refleja un juego de palabras que los egipcios a menudo utilizaban entre una estrella (ach) y un espíritu (ich). El cambio se hace por medio de una comparación: “Ahora bien, si hay dos cosas, una sobre la otra, y si la luna está sobre la tierra, entonces puede ser que sobre ella exista un planeta o una estrella [ach]… Así también, si hay dos espíritus [ich], y uno es más inteligente que el otro” (Abraham 3:17-18). En un contexto egipcio, el juego de palabras fortalecería la similitud… El juego de palabras egipcio entre estrella y espíritu permite que las enseñanzas sobre astronomía fluyan sin problemas en las enseñanzas sobre la preexistencia que siguen inmediatamente después5.

La pregunta sigue siendo si el mismo Abraham fue el responsable de estos egipcianismos o si fueron el producto de escribas y copistas posteriores. Aparentemente Abraham estuvo escribiendo para una audiencia que no era egipcia (presumiblemente para su propia descendencia) y actualmente se desconoce qué idioma hablaba originalmente6. Si bien Abraham enseñó a los egipcios la relación entre las estrellas y los espíritus y su propio idioma habría apoyado la paronomasia, es posible que estos egipcianismos hayan sido introducidos en la copia de los escritos de Abraham que fueron preservados en los papiros adquiridos por José Smith, alrededor del año 300 a. C. Esto, a su vez, podría explicar posiblemente cómo sucedió que los egipcianismos aparecieran en un texto escrito para la posteridad hebrea de Abraham.

Si bien estos egipcianismos en el Libro de Abraham no prueban indiscutiblemente que José Smith estaba traduciendo del antiguo egipcio, son consistentes con sus afirmaciones de haberlo hecho.

Otras lecturas

John Gee, “Joseph Smith and Ancient Egypt”, en Approaching Antiquity: Joseph Smith and the Ancient World, editado por Lincoln H. Blumell, Matthew J. Grey y Andrew H. Hedges (Provo, UT: Religious Studies Center; Salt Lake City: Deseret Book, 2015), 427–448.

Notas al pie de página

 

1 John Gee, “Joseph Smith and Ancient Egypt”, en Approaching Antiquity: Joseph Smith and the Ancient World, editado por Lincoln H. Blumell, Matthew J. Grey y Andrew H. Hedges (Provo, UT: Religious Studies Center; Salt Lake City: Deseret Book, 2015), 442.

2 Gee, “Joseph Smith and Ancient Egypt”, 443.

3 Gee, “Joseph Smith and Ancient Egypt”, 442.

4 Véase Siegfried Morenz, “Wortspiele in Ägypten”, en Festschrift Johannes Jahn zum 22. November 1957 (Leipzig: E. A. Seemann Verlag, 1957), 23–32; Antonio Loprieno, “Pun and Word Play in Ancient Egyptian”, en Puns and Pundits: Word Play in the Hebrew Bible and Ancient Near Eastern Literature, ed. Scott B. Noegel (Bethesda, MD: CDL Press, 2000), 3–20; Penelope Wilson, Hieroglyphs: A Very Short Introduction (New York, NY: Oxford University Press, 2003), 62–69; Barbara A. Richter, The Theology of Hathor of Dendera: Aural and Visual Scribal Techniques in the Per-Wer Sanctuary (Atlanta, GA: Lockwood Press, 2016), 13–19.

5 John Gee, An Introduction to the Book of Abraham (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, 2017), 117, 119; cf. Silvia Zago, “Classifying the Duat: Tracing the Conceptualization of the Afterlife between Pyramid Texts and Coffin Texts”, Zeitschrift für Ägyptische Sprache 145, no. 2 (2018): 212.

6 Eric Jay Olson, “I Have A Question”, Ensign, June 1982, 35–36.

Quiasmos en el libro de Abraham

Perspectiva del Libro de Abraham #24

El quiasmo o paralelismo invertido, es “una estructura o sistema [literario] de dos partes en donde la segunda parte es la imagen especular de la primera, es decir, donde el primer término reaparece en el último, y el último en el primero”1. La mayoría de los Santos de los Últimos Días que conocen sobre los quiasmos probablemente han escuchado acerca de su presencia en el Libro de Mormón y la Biblia2. Sin embargo, los quiasmos también se encuentran en el Libro de Abraham. Por ejemplo, los primeros versículos del Libro de Abraham contienen un quiasmo que resalta el derecho de Abraham para poseer el sacerdocio:

A Me fue conferido

B de los padres;

C descendió de los padres, desde que comenzó el tiempo,

D sí, aun desde el principio,

D’ o sea, antes de la fundación de la tierra

C’ hasta el tiempo presente, a saber, el derecho del primogénito, o sea, del primer hombre, el cual es Adán, nuestro primer padre,

B’ y por conducto de los padres

A’ hasta .

(Abraham 1:3)

Otro quiasmo que aparece en Abraham 3, enfatiza la “selección de… nobles como gobernantes”3 sobre la tierra:

A Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo;

B y entre todas estas había muchas de las nobles y grandes;

C y vio Dios que estas almas eran buenas,

D y estaba en medio de ellas,

E y dijo: A estos haré mis gobernantes;

D’ pues estaba entre aquellos que eran espíritus,

C’ y vio que eran buenos;

B’ y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos;

A’ fuiste escogido antes de nacer.

(Abraham 3:22-23)

Lo que hace importante la presencia de paralelismos literarios en el Libro de Abraham, además de ser una evidencia de una “estructura literaria estricta e intencional”4 del texto, es que este tipo de recurso literario es “un rasgo inconfundible” de la literatura del antiguo Egipto5. Esta incluye los quiasmos o los paralelismos invertidos, los cuales han sido identificados en el arte y la arquitectura egipcia6, así como en los textos egipcios antiguos7. Vemos estos rasgos en textos que datan de la época de Abraham como la Estela de Sobek-iry, que contiene un himno al dios Osiris y contiene las siguientes líneas8:

A “Cuyo respeto Atum puso [qmꜣ] en el corazón de los hombres, dioses, espíritus y muertos,

B A quien se le dio el gobierno [rdỉ] en Iunu;

C Grande [ˁꜣ] de presencia en Dyedyu,

D Señor [nb] del miedo en las dos colinas;

E Grande [ˁꜣ ] de terror en Resetau,

F Señor [nb] del respeto en Neninesu.

F ‘ Señor [nb] del poder en Chenenet,

E ‘ Grande [ˁꜣ ] en amor sobre la tierra;

D’ Señor [nb] de buena reputación en el palacio,

C’ Grande [ˁꜣ ] de gloria en Abidos;

B’ A quien se le dio el triunfo [rdỉ] ante la enéada completa,

A ‘ Para quien la matanza se realizó [qmꜣ] en la sala grande de Herur”.

Textos adicionales de la época de Abraham conocidos hoy como la Historia de Sinuhé y la Historia del marinero náufrago, ambos contienen un macro-quiasmo que hace que la narrativa general forme un paralelismo invertido9.

La historia de Sinuhé10

A La huida de Sinuhé de Egipto

B La conversación de Sinuhé con el rey Amunenshi

C La vida y las aventuras de Sinuhé en Siria

B’ La correspondencia de Sinuhé con el rey Senusert I

A’ El regreso de Sinuhé a Egipto

Historia del marinero náufrago11

A Narración enmarcada: El šmsw [guardia real] y el líder

B Salida del narrador

C Vida en la isla

B ‘ El regreso del narrador

A’ Narración enmarcada: šmsw [guardia real] y el líder

Dado que Abraham no escribía literatura egipcia para un público egipcio, la importancia de que los textos del antiguo Egipto y el Libro de Abraham compartan características literarias comunes como el quiasmo y el paralelismo es notable, pero no debe exagerarse. Más bien parece que, debido a que Abraham escribía presumiblemente utilizando rasgos literarios de su propia cultura para aquellos que no eran egipcios (Abraham 1:31)12, la presencia de quiasmos en el Libro de Abraham demuestra la prevalencia de este rasgo literario en el mundo antiguo en general, incluyendo la propia cultura de Abraham, y puede ser visto en general como un indicador del origen antiguo del texto.

Así que mientras que el quiasmo en el Libro de Abraham no prueba necesariamente que el texto es antiguo, su presencia en el Libro es consistente con las expectativas de que el texto tiene un alto grado de historicidad y refuerza su credibilidad general y calidad literaria13.

Otras lecturas

Julie M. Smith, “A Note on Chiasmus in Abraham 3:22–23”, Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 8 (2014): 187–190.

Notas al pie de página

1 John W. Welch, “Introduction”, en Chiasmus in Antiquity, ed. John W. Welch (Hildesheim: Gerstenberg Verlag, 1981), 10.

2 John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon”, en Chiasmus in Antiquity, 198–210; “The Discovery of Chiasmus in the Book of Mormon: Forty Years Later”, Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 2 (2007): 74–87, 99.

3 Julie M. Smith, “A Note on Chiasmus in Abraham 3:22–23”, Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 8 (2014): 189.

4 Smith, “A Note on Chiasmus in Abraham 3:22–23”, 189.

5 Jacqueline E. Jay, Orality and Literacy in the Demotic Tales, Culture and History of the Ancient Near East 81 (Leiden: Brill, 2016), 91–96, quote at 93.

6 Christian E. Loeben, “Symmetrie, Diagonale und Chiasmus als Dekorprinzipien im Bildprogramm des Großen Tempels von Abu Simbel”, en 3. Ägyptologische Tempeltagung, Hamburg, 1.–5. Juni 1994: Systeme und Programme der ägyptischen Tempeldekoration, ed. Dieter Kurth (Wiesbaden: Karrassowitz Verlag, 1995), 143–162.

7 Jay, Orality and Literacy in the Demotic Tales, 29–30; Robert F. Smith, “Chiasmus in Ancient Egyptian & in the So-Called ‘Anthon Transcript’”, documento inédito en posesión de los autores.

8 Para la traducción y análisis de la estructura quiásmica de este pasaje, véase Miriam Lichtheim, Ancient Egyptian Literature, Volume I: The Old and Middle Kingdoms (Berkeley, CA: University of California Press, 1973), 202–203.

9 Véase los comentarios de Richard Parkinson sobre la “simetría interna” de la narrativa “sólidamente estructurada” de Sinuhé. The Tale of Sinuhe and Other Ancient Egyptian Poems, 1940–1640 BC (New York, N.Y.: Oxford University Press, 1997), 11, 21–26; así como el comentario de John Baines acerca de las “formas cíclicas internas” (es decir, el quiasmo) de estos textos. John Baines, “Interpreting the Story of the Shipwrecked Sailor”, Journal of Egyptian Archaeology 76 (1990): 67.

10 Modificado por Smith, “Chiasmus in Ancient Egyptian & in the So-Called ‘Anthon Transcript’”, 8.

11 Following Baines, “Interpreting the Story of the Shipwrecked Sailor,” 67.

12 Eric Jay Olson, “I Have A Question”, Ensign, June 1982, 35–36.

13 Para ejemplos adicionales de quiasmos en el Libro de Abraham, véase la edición reformateada de Book of Abraham Study Edition.