Perspectiva de José Smith-Historia #15
Los relatos de la Primera Visión que José Smith dejó, establecen los aspectos esenciales de esta experiencia histórica de suma importancia. Estos aspectos incluyen el quién, qué, dónde, por qué y cuándo de los acontecimientos adyacentes a la Primera Visión1. Pero más allá de los datos históricos que rodean a la Primera Visión en sí, está la importancia o el significado de la Primera Visión para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Como señaló el historiador James Allen hace varias décadas en dos trabajos pioneros de la erudición histórica, existe la realidad percibida de la Primera Visión (lo que significa la visión, lo que manifiesta o lo que aprendemos de ella) y también la realidad histórica de ese evento2. La realidad histórica de la Primera Visión se refleja en los relatos principales de José Smith y, salvo que se produzcan descubrimientos importantes en el futuro, permanece bastante asentada en la conciencia histórica de los Santos de los Últimos Días modernos. La realidad percibida del significado de la Primera Visión, por otro lado, ha evolucionado con el tiempo a medida que los Santos de los Últimos Días, comenzando con el mismo José Smith, han intentado dar sentido a lo que la visión significa para su fe y práctica religiosa.
Como Allen y otros han explorado detalladamente, el significado o el sentido asignado a la Primera Visión surgió lentamente durante la vida de José Smith3. El Profeta dejó algunas pistas sobre lo que él mismo entendía que era el significado de su visión en sus relatos de primera mano de esa experiencia. En algunos de sus relatos, especialmente los de 1832 y 1835, pero también en la presentación de segunda mano de Orson Pratt en 1840, José conceptualizó la importancia de su visión de una manera profundamente personal4. La importancia de un Dios personal que perdona los pecados y responde a las humildes plegarias de sus hijos aparece de manera más prominente en estos relatos. En sus relatos posteriores de 1838 y 1842 que estaban destinados a una audiencia más pública, y que fueron escritos cuando el Profeta tuvo tiempo de formar sus conceptos y registrar más cuidadosamente los puntos que quería enfatizar en su historia, la Primera Visión adquirió una relevancia más universal como una muestra de que José había sido llamado por Dios para marcar el comienzo de la última dispensación del evangelio después de un largo período de apostasía5. Sin embargo, la dicotomía entre una etapa personal temprana, por una parte, y una etapa institucional en sus planteamientos y usos posteriores de la Primera Visión, por otra, no es del todo rígida. Por ejemplo, las instrucciones de no unirse a ninguna iglesia existente y sus errores ya se encuentran en el relato de 1832, y los puntos acerca de que las oraciones de José fueron respondidas y que se le dio una bendición personal especial persisten en el relato de segunda mano de 1842 de Orson Hyde6.
A partir de los relatos de segunda mano que sobrevivieron, ahora también sabemos que José a veces relató su visión de manera que resaltara aspectos teológicos específicos comenzando antes de lo que los eruditos habían pensado anteriormente. Por ejemplo, en la primavera de 1835 en Michigan, José habló a los creyentes sobre la Primera Visión para apoyar la doctrina de la revelación continua. En Kirtland, Ohio, en junio de 1835, predicó un sermón del día de reposo sobre el tema solicitado de “Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!”. En 1837 en Toronto, Canadá, habló sobre el Padre y el Hijo. En 1840, Samuel Bennett y Orson Pratt comentaron, en Filadelfia, la manifestación corporal de Dios en relación con la Primera Visión, y ambos ese año publicaron folletos en defensa de la Iglesia7. Finalmente, en un discurso pronunciado el 11 de junio de 1843, el Profeta relató su visión de una manera en la que afirmaba la verdad de la gran apostasía8.
Parece que aunque José Smith usó la Primera Visión a menudo y para varios propósitos, incluso a veces para conversar sobre la naturaleza de Dios9, los Santos de los Últimos Días no sistematizaron ningún significado o sentido teológico especial de la Primera Visión en los primeros años de la Iglesia. Por ejemplo, si bien hoy en día los miembros de la Iglesia recurren a la Primera Visión para reforzar una comprensión plena de la naturaleza de la Trinidad, un enfoque sistemático no se desarrolló completamente sino hasta más tarde en el siglo XIX, con obras como The Mormon Doctrine of Deity (La Doctrina Mormona de la Deidad) del élder B. H. Roberts y en el siglo XX con la declaración de 1916 de la Primera Presidencia sobre la Trinidad10. Esa declaración tan completa estaba más allá de la capacidad y las prioridades de la primera generación de conversos a la Iglesia de Jesucristo11. Allen argumenta razonablemente que esto podría deberse a que muchos de los detalles de la visión de José no se conocían ampliamente en la década de 1830, así como a la cautela generalizada entre los Santos de los Últimos Días para proponer cualquier cosa que pareciera un credo dogmático12.
Otra razón identificada por Allen “puede haber sido que la primera generación de teólogos miembros de la Iglesia puso tanto énfasis en la idea de que la restauración del evangelio comenzó [propiamente] cuando el ángel Moroni entregó el Libro de Mormón [las planchas a José en 1827]. Este evento, después de todo, fue descrito desde el principio como el cumplimiento de la profecía en Apocalipsis 14:6”13. Esto puede verse en el ejemplo del élder Orson Pratt en su folleto de 1840 A[n] Interesting Account of Several Remarkable Visions [Un relato interesante de varias visiones extraordinarias]. Pratt emprendió uno de los primeros intentos de extraer significado teológico o histórico de la Primera Visión. Pero en lugar de profundizar en cómo la Primera Visión esclareció la naturaleza de Dios, en esta publicación Pratt (al igual que el mismo José en 1835), situó la visión del Padre y del Hijo como la primera de una serie de encuentros celestiales que condujeron a la reconstrucción y traducción del Libro de Mormón y a la restauración del evangelio de Jesucristo14. Eso era comprensible, ya que Pratt estaba escribiendo un folleto misional para investigadores y nuevos conversos que tendrían acceso tangible al texto del Libro de Mormón pero no a los relatos de la Primera Visión. Además, cuando los primeros miembros de la Iglesia hablaron de “La visión”, a menudo se referían a lo que ahora se conoce como Doctrina y Convenios 76, la gran visión de los grados de gloria experimentados conjuntamente por José Smith y Sidney Rigdon15. Hubo muchas visiones en la vida de José Smith, así que en medio de esas efusiones, el centro de atención seguía siendo dinámico y generalizado16.
Aunque el folleto de Pratt fue influyente, los escritores Santos de los Últimos Días tardarían varios años más en elaborar una narrativa o interpretación institucional completa sobre la Primera Visión que pudiera aplicarse a la fe de los miembros de la Iglesia en todo el mundo. En lo que el historiador Steven Harper llama la creación de una “memoria colectiva”17, los Santos de los Últimos Días a partir de la mitad y hasta el final del siglo XIX, comenzaron a pronunciar sermones, componer poemas e himnos, escribir folletos y libros y encargar obras de arte que estandarizaran la forma en que imaginaban y transmitían colectivamente la Primera Visión. De hecho, incluso el nombre First Vision [Primera Visión] (utilizado por primera vez por Pratt en 1849) fue acuñado como una forma de situar el encuentro en 1820 de José con el Padre y el Hijo en un contexto histórico y teológico más general en relación con sus visiones posteriores de Moroni y otros personajes celestiales18. La canonización de la Perla de Gran Precio en el año 1880, que trajo consigo el estatus de Escritura del relato de 1838-39 de la Primera Visión registrado en lo que hoy se conoce como José Smith–Historia (vv. 1–26), promovió este creciente significado de la Primera Visión en el pensamiento colectivo de los miembros de la Iglesia.
Para el año 1920 (cien años después de que el niño José entró en la arboleda cerca de su casa para buscar a Dios en oración) la Primera Visión había asegurado una posición sumamente importante para los Santos de los Últimos Días. En abril de ese año, la revista de la Iglesia Improvement Era publicó una emisión que celebraba el centenario de la Primera Visión19. En esa edición conmemorativa de la revista, el presidente Heber J. Grant proclamó: “La aparición de Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo al profeta José Smith” como un “acontecimiento maravilloso plagado de resultados maravillosos” y nada menos que “el mayor acontecimiento que ha tenido lugar en todo el mundo desde el nacimiento de nuestro Señor y Redentor, Jesucristo”. Asimismo, la consideró “la visión más maravillosa jamás otorgada al hombre mortal”20. Entre otras verdades, la Primera Visión, continuó el presidente Grant, demostró la realidad de la restauración del evangelio y el llamamiento divino de José Smith21. Ese mismo mes, durante la conferencia general de la Iglesia, el presidente Anthon H. Lund, de la Primera Presidencia, predicó que la Primera Visión era “el alba de esta última dispensación, la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Fue en verdad el comienzo, el inicio mismo de esta obra; y el Señor eligió un instrumento, no a alguien culto y educado, sino un hombre que estaba dispuesto a hacer lo que se le ordenara”22.
Hoy, los líderes de la Iglesia han detallado, enfatizado y aclarado aún más el significado de la Primera Visión para los Santos de los Últimos Días y, de hecho, para el mundo entero. En la conferencia general de la Iglesia de octubre de 2002, el presidente Gordon B. Hinckley testificó:
Declaramos sin duda alguna que Dios el Padre y Su Hijo, el Señor Jesucristo, se aparecieron en persona al joven José Smith. . . . Nuestra fortaleza entera se basa en la validez de esa visión. O sucedió o no sucedió; si no ocurrió, quiere decir que esta obra es un fraude; si ocurrió, quiere decir que es la obra más importante y maravillosa debajo de los cielos. Piensen en ello, hermanos y hermanas. Los cielos permanecieron sellados durante siglos. Varios hombres y mujeres buenos —personas realmente grandiosas y maravillosas— trataron de corregir, fortalecer y mejorar su sistema de adoración y el conjunto de su doctrina. A ellos rindo honor y respeto. El mundo es un lugar mejor debido a sus acciones valientes. Aunque considero que su obra fue inspirada, no se vio favorecida con la abertura de los cielos ni con la aparición de la Deidad. Luego, en 1820, se recibió esa gloriosa manifestación en respuesta a la oración de un jovencito que en la Biblia familiar había leído las palabras de Santiago: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). Sobre esa singular y extraordinaria experiencia se basa la validez de esta Iglesia23.
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En 2005, el élder Dieter F. Uchtdorf dio testimonio de que “José Smith es una bendición para nosotros, para nuestras familias y, finalmente, para toda la familia humana: llegamos a creer en Jesucristo por conducto del testimonio del profeta José Smith”24. Más recientemente, la revista Liahona de la Iglesia ha publicado discursos de las Autoridades Generales en las que una vez más se expresan las valiosas verdades que aprendemos de la Primera Visión, incluidas las verdades sobre la naturaleza de Dios y Jesucristo, cómo recibir revelación personal, respuesta a la oración y los orígenes divinos de la Iglesia de Jesucristo25.
Todo esto demuestra que, como hijos de Dios de dispensaciones pasadas, los Santos de los Últimos Días de esta dispensación final aprenden la verdad línea por línea, precepto por precepto (2 Nefi 28:30). Muchas veces se necesita tiempo y un estudio cuidadoso para reconocer y transmitir plenamente el profundo significado de cuando Dios interviene en la historia y actúa en beneficio de la humanidad; un aspecto reconocido por el élder Roberts hace más de un siglo.
Creo que el “Mormonismo” brinda la posibilidad para los discípulos de la segunda clasificación; mejor dicho, que su necesidad más urgente es para tales discípulos. Exhorta a los discípulos reflexivos que no se contenten con simplemente repetir algunas de sus verdades, sino que desarrollen las verdades; y las amplíen según ese desarrollo. Ni la mitad, ni la centésima parte, ni la milésima parte de lo que José Smith reveló a la Iglesia se ha manifestado todavía, ya sea a la Iglesia o al mundo. El trabajo del expositor apenas ha comenzado. El Profeta sembró al enseñar las verdades germinales de la gran dispensación del cumplimiento de los tiempos. El riego y el deshierbe continúan, y Dios está dando el crecimiento, y lo dará más abundantemente en el futuro a medida que se obtenga un discipulado más inteligente. Sin embargo, los discípulos del “Mormonismo”, cada vez más descontentos con los métodos esencialmente primitivos que hasta ahora han prevalecido en el sostenimiento de la doctrina, adoptarán puntos de vista más profundos y amplios de las grandes doctrinas comprometidas con la Iglesia; y, partiendo de la mera repetición, los llevará a nuevas fórmulas; cooperando en las obras del Espíritu, hasta que ayuden a brindar a las verdades recibidas una expresión más contundente y la lleven más allá de las primeras y más burdas etapas de desarrollo26.
“Una vez que la [Primera Visión] asumió su lugar predominante en la escritura y la predicación mormona” en la segunda mitad del siglo XIX, observó Allen, “se convirtió en mucho más que la experiencia personal de José Smith. Se convirtió en una experiencia comunitaria compartida. Se instó a cada mormón y a cada posible converso a orar por su propio testimonio de que era verdad; en efecto, a buscar su propia teofanía convirtiéndose en uno con José en la arboleda”27. Esta invitación sigue vigente hoy en día, ya que el significado de la Primera Visión de José Smith se comparte en todo el mundo.
Otras lecturas
James B. Allen, “Emergence of a Fundamental: The Expanding Role of Joseph Smith’s First Vision in Mormon Religious Thought”, Journal of Mormon History 7 (1980): 43–61.
James B. Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 1, no. 3 (Autumn 1966): 29–45; reimpreso como James B. Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, en Exploring the First Vision, ed. Samuel Alonzo Dodge y Steven C. Harper (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 2012), 283–306.
Notas al pie de página
1 Véase Central de La Perla de Gran Precio , “Los relatos de primera mano de José Smith sobre la Primera Visión”, Perspectiva de José Smith-Historia #1 (marzo 31, 2020); Steven C. Harper, Joseph Smith’s First Vision: A Guide to the Historical Accounts (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2012).
2 James B. Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 1, no. 3 (Autumn 1966): 29–45; “Emergence of a Fundamental: The Expanding Role of Joseph Smith’s First Vision in Mormon Religious Thought”, Journal of Mormon History 7 (1980): 43–61.
3 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 29–45; “Emergence of a Fundamental”, 43–61; J. B. Haws, “First Vision, doctrinal contributions of”, en Pearl of Great Price Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2017), 123–125; Steven C.Harper, First Vision: Memory and Mormon Origins (New York, NY: Oxford University Press, 2019), esp. 47-258; Terryl Givens, The Pearl of Greatest Price: Mormonism’s Most Controversial Scripture (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 223–240.
4 Véase Central de La Perla de Gran Precio, “Relato de la Primera Visión de 1832”, Perspectiva de José Smith–Historia #2 (marzo 31, 2020); “El relato de la Primera Visión de 1835”, Perspectiva de José Smith–Historia #3 (abril 21, 2020).
5 Véase Central de La Perla de Gran Precio, “El relato de la Primera Visión de 1838”, Perspectiva de José Smith–Historia #4 (mayo 4, 2020); “El relato de la Primera Visión de 1842”, Perspectiva de José Smith–Historia #5 (mayo 13, 2020).
6 Orson Hyde, Ein Ruf aus der Wüste, eine Stimme aus dem Schoose der Erde (Frankfurt: Im Selbstverlage des Verfassers, 1842), 14-15.
7 Véase Harper, First Vision, 53–57.
8 Levi Richards, Journal, 11 June 1843, [págs. 15-16].
9 Harper, First Vision, 55, observa: “Se ha argumentado y ahora se ha asumido ampliamente en círculos académicos que la teología de José Smith comenzó con un concepto trinitario que luego se transformó en el énfasis de la naturaleza encarnada y separada de Dios y Cristo. Si eso es cierto, la idea que lo sustenta (que la historia de la Primera Vsión de Smith se empleó solo después de 1840 y fue especialmente resaltada a fines del siglo XIX para efectuar esa transformación) no es cierta. Smith y otros relataron la visión en la década de 1830, y sus implicaciones para la trinidad y la materialidad de Dios se declararon en ese entonces”.
10 B. H. Roberts, The Mormon Doctrine of Deity: The Roberts-Van Der Donckt Discussion (Salt Lake City, UT; The Deseret News, 1903); “The Father and the Son: A Doctrinal Exposition by the First Presidency and the Twelve”, Improvement Era, August 1916, 934–942.
11 Allen, “Emergence of a Fundamental”, 45–50.
12 Allen, “Emergence of a Fundamental”, 46–47.
13 Allen, “Emergence of a Fundamental”, 52.
14 Orson Pratt, A[n] Interesting Account of Several Remarkable Visions, and of the Late Discovery of Ancient American Records (Edinburgh: Ballantyne and Hughes, 1840), págs. 3–6.
15 Matthew McBride, “La visión”, en Restauración e Historia de la Iglesia: Estudio de Doctrina y Convenios, ed. Matthew McBride y James Goldberg (Salt Lake City, UT: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 2016), 148–154.
16 Alexander L. Baugh, “Seventy-Six Accounts of Joseph Smith’s Visionary Experiences”, en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, 1820–1844, ed. John W. Welch, 2nd ed. (Provo, UT: BYU Studies Press, 2017), 281–350.
17 Harper, First Vision, 71–76.
18 Harper, First Vision, 71–181; cf. Allen, “Emergence of a Fundamental”, 50–56.
19 Improvement Era, abril de 1920; Harper, First Vision, 169–181.
20 Heber J. Grant, “’A Marvelous Work and a Wonder’”, Improvement Era, abril de 1920, 472.
21 Grant, “‘A Marvelous Work and a Wonder’”, 472–474.
22 Anthon H. Lund, Conferencia General, abril de 1920, 18.
23 Gordon B. Hinckley, “El maravilloso fundamento de nuestra fe”, Conferencia General, octubre de 2002, 80.
24 Dieter F. Uchtdorf, “Los frutos de la Primera Visión”, Conferencia General, abril de 2005, 38.
25 Joseph F. Merrill, “Joseph Smith Did See God”, Ensign, diciembre de 2015, págs. 70–71; Richard J. Maynes, “The First Vision: Key to Truth”, Ensign, junio de 2017, págs. 61–65; Henry B. Eyring, “The First Vision: A Pattern for Personal Revelation”, Ensign, febrero de 2020, págs. 13–17; cf. “Eight Truths from the First Vision”, Ensign, febrero de 2020, págs. 19–21.
26 B. H. Roberts, “Book of Mormon Translation,” Improvement Era, julio de 1906, 713.
27 Allen, “Emergence of a Fundamental”, 58.